Hoy se ha celebrado el Consejo General de Osalan en Barakaldo. En el mismo, LAB ha tenido la oportunidad de denunciar la grave situación ocurrida recientemente en la empresa CAF de Beasain durante un proceso de desamiantado. En esta ocasión, la actitud de la empresa, los graves fallos de Osalan y la falta de atención a la representación de la plantilla mantuvo a decenas de trabajadores y trabajadoras expuestas al amianto durante varios días.
Tras un proceso de desamiantado, representantes de LAB encontraron indicios de polvo de amianto, algo que comunicaron inmediatamente a la empresa y a Osalan, pero ninguna de ellas adoptó las medidas necesarias para hacer frente a la situación y la producción no se detuvo. En el caso de Osalan, además, sin atender a las y los trabajadores, consideró que el proceso se estaba llevando a cabo correctamente. Días más tarde, las mediciones higiénicas mostraron que el amianto estaba extendido por toda la zona, por lo que decenas de trabajadores y trabajadoras llevaban días sufriendo contacto directo.
También es significativo que las primeras mediciones, basadas en los criterios de la empresa, dieron un resultado negativo en exposición al amianto. En cambio, las y los delegados de LAB exigieron que se hicieran de acuerdo a otros criterios, es decir, que se basaran en muestreos adaptados a la realidad de CAF. Pues bien, en ese caso, en 12 pruebas realizadas hubo 10 positivos. Esto pone de manifiesto que las mediciones de Osalan fueron superficiales y no sirvieron para garantizar realmente la salud laboral, y que sólo gracias al conocimiento y responsabilidad de la representación de la plantilla se puso de manifiesto la situación de riesgo en la planta.
Así, ha quedado patente la grave falta de control que ha cometido Osalan en la supervisión de los planes de desamiantado. Estos planes son auditados únicamente desde el punto de vista documental, sin que luego exista una supervisión real de los procesos. A esto hay que añadir que tampoco atienden a las denuncias de la representación de la plantilla y que, de esta manera, gracias a la acción sindical, hemos conseguido proteger a las y los trabajadores, aunque para algunos y algunas haya sido tarde. En la práctica, cuando en muchos centros de trabajo y edificios se realizan este tipo de procesos de desamiantado, los y las trabajadoras y personas usuarias suelen estar sometidas a amianto sin ninguna medida de protección. Es evidente que los protocolos han fracasado y que hay que adaptar el sistema de arriba a abajo. Hay que tener en cuenta, además, que en las próximas décadas la normativa nos obligará a un desamiantamiento generalizado ante el que la administración debe poner herramientas adecuadas y eficaces. Lamentablemente, en estos momentos, ni Osalan ni inspección parecen estar capacitados para afrontar el reto