Ante la grave situación que atraviesa la Sanidad Pública y la falta de soluciones por parte del Departamento de Salud, los sindicatos LAB, SATSE, ELA, SME, CCOO, UGT, ESK, SAE y UTESE hemos decidido convocar tres jornadas de huelga en Osakidetza: el 29 de octubre en los centros de trabajo de Araba, el 5 de noviembre en los de Gipuzkoa y el 12 de noviembre en los de Bizkaia. El Gobierno Vasco no nos ha dejado otro camino que el de la movilización.
Los graves problemas estructurales que vive hoy la sanidad pública de nuestro país nos llevaron, allá por el mes de junio, a poner en marcha una dinámica de movilizaciones que culminaron el pasado día 3 de octubre con una manifestación multitudinaria en Bilbao. Las movilizaciones han contado con un amplio respaldo tanto por parte de la plantilla, como de la ciudadanía en general.
A día de hoy, más allá de discursos propagandísticos por parte del Gobierno Vasco, ni el Departamento de Salud ni la propia Osakidetza han puesto encima de la mesa medidas tendentes a aliviar las graves deficiencias que sufre la sanidad pública vasca, deficiencias que llevamos años denunciando.
Nos hallamos ante problemas estructurales y de calado, que vienen de lejos y que Osakidetza no ha tenido ninguna voluntad de solucionar en estos últimos años. Buen ejemplo de ello es lo que sucede en la Atención Primaria. Las trabajadoras y trabajadores salieron a la calle de manera masiva el año pasado y secundaron tres jornadas de huelga para exigir soluciones a la situación extrema que soportan a dirario. Un año después, ha quedado en evidencia que, más allá de la buenas palabras, el Gobierno Vasco no ha puesto en marcha soluciones a esas graves deficiencias.
La inversión en sanidad pública en el ámbito de la CAPV está por debajo de la media europea y su evolución ha sido descendente en los últimos años. Esa desinversión ha tenido, sin lugar a dudas, un papel fundamental en la grave situación que vive nuestra sanidad pública, que es especialmente palpable en Atención Primaria, pero también está presente en el resto de ámbitos como hospitales y en la red de salud mental: escasez de medios humanos y materiales, sobrecarga sistemática de trabajo, altas tasas de temporalidad, agotamiento físico y emocional, recortes de derechos laborales, privatización de servicios, desprotección y descuido de la salud laboral, etc…
Estas graves carencias, que vienen de lejos, se han visto agravadas por la actual crisis sanitaria, pero ni han nacido con el virus ni van a desaparecer si no se adoptan soluciones estructurales y de calado.
Queremos subrayar que no es el momento de realizar declaraciones de buenas intenciones, ni de discursos propagandísticos que no solucionan absolutamente nada. Es el momento de actuar, de poner en marcha medidas inmediatas y de futuro, que reviertan las graves consecuencias que han provocado las políticas de recortes de los últimos años.
Exigimos al Gobierno Vasco que convierta la sanidad pública en una prioridad. Tal y como ha demostrado esta pandemia, una sanidad fuerte y con recursos humanos y materiales suficientes es imprescindible para el bienestar colectivo; sus carencias estructurales tienen consecuencias no sólo en el bienestar de las personas, sino que condicionan nuestro desarrollo social, incluido el económico.
Es urgente pasar de las palabras a los hechos y poner en marcha soluciones que garanticen el futuro de la sanidad pública:
• Una partida presupuestaria para la sanidad pública que se equipare a la media de la UE, destinando un 25% a la Atención Primaria.
• En materia de empleo:
◦ Aumento de la plantilla, con la incorporación a la plantilla estructural de los empleos ocultos en fraude.
◦ Consolidación de trabajadoras/es eventuales que estabilicen la plantilla y eviten la fuga de profesionales formados por Osakidetza con dinero público.
• La reversión de todos los recortes: recuperación del poder adquisitivo, Itzarri, desarrollo profesional, primas de jubilación anticipada y negociación de un nuevo acuerdo regulador caducado desde el 2009.
• La reversión de los servicios privatizados con el mantenimiento del empleo.
• Medidas para garantizar la salud y la seguridad de la plantilla, tanto ante el coronavirus, como en su labor diaria: material de protección suficiente y adecuado para todas las categorías; valoración de los riesgos laborales en los distintos niveles asistenciales y adopción de medidas preventivas y de protección; evaluación de riesgos psicosociales, incluyendo los derivados de las cargas de trabajo, y adopción de medidas correctoras.