Esta semana se ha firmado un acuerdo histórico en comedores escolares de gestión directa. Histórico, porque tras una larga lucha de 16 años, los y las trabajadoras han conseguido la equiparación salarial con el personal de cocina del Departamento de Educación. No se trata de un logro cualquiera, ya que supone un paso importante en contra de la precariedad y por el reconocimiento de los derechos laborales en este sector feminizado.
El acuerdo se ha firmado con apoyo de los y las trabajadoras y por mayoría. Y ELA ha cometido un error histórico, al situárse fuera del acuerdo. Una vez más, los intereses corporativos se han impuesto en ELA por encima de los intereses de los y las trabajadoras. Ahora es la propia ELA quien ataca este convenio firmado en mayoría, quien no acepta las mayorías democráticas que, con razón, tantas veces hemos reivindicado ambos sindicatos. Esta forma de actuar nos lleva a pensar que el respeto a las mayorías democráticas es solo así cuando ELA está implicada. ¿Es ésa la democracia que reivindica dicho sindicato?
No son pocas las luchas que tenemos abiertas; en muchas de ellas actuando de forma conjunta: Servicio de Ayuda a Domicilio de Bizkaia, Lantegi Batuak, centros de iniciativa social de la CAV, limpieza de comisarías y juzgados, lucha de las residencias de mayores de Gipuzkoa (en esta última cada uno con su calendario), supermercados DIA… Pero ELA quita valor a esta realidad, y por su forma de actuar, parece que la auténtica lucha la tiene con LAB y con la patronal. La unidad sindical perjudica a ELA a la hora de satisfacer su necesidad de proyectarse como único sindicato de contrapoder, como el sindicato que más lucha.
El asunto del convenio de comedores escolares ha puesto otra vez encima de la mesa las diferencias entre ELA y LAB sobre la huelga: para LAB la huelga es una herramienta, un instrumento, para conseguir las reivindicaciones por las que luchamos, para mejorar las condiciones laborales y de vida de los y las trabajadoras, para combatir la precariedad. Las huelgas tienen que ser eficaces, con un coste lo menor posible para los y las trabajadoras y que, a su vez, más condicionen y hagan moverse a la patronal. Por el contrario, para ELA la huelga es un objetivo en sí mismo. Los intereses corporativos siempre por delante.
El pasado 19 de febrero, desde LAB quisimos recordar la histórica declaración que hace 25 años realizamos ambos sindicatos por el Marco Vasco de Relaciones Laborales y Protección Social, que supuso una clara aportación a la clase trabajadora vasca y a Euskal Herria. El momento requería un ejercicio de responsabilidad y, con nuestra aportación, fuimos capaces de estar a la altura de las circunstancias. El contexto actual no pide menos:
El conflicto capital-vida, cada vez más violento, el auge de la ultraderecha y el fascismo, una involución política y social cada vez más patente… El sindicalismo soberanista tiene mucho que decir y que hacer en este contexto político y social, pero ELA, ha renunciado al proceso soberanista imprescindible para el cambio social.
Queremos recordar los compromisos que acordamos y presentamos de forma conjunta en 2017, y desde LAB, reafirmarnos en los compromisos que entonces adquiríamos, aunque será difícil avanzar en dicha dirección, si ELA sigue más preocupado en mantener su hegemonía y centralidad que en hacer frente a los desafíos que tenemos como trabajadores y trabajadoras y como pueblo.