La secretaria general de LAB, Garbiñe Aranburu, ha acudido hoy al Parlamento de Gasteiz junto con representantes de los sindicatos vascos y una delegación del Foro Social Permanente. En el pleno de hoy, se ha debatido una proposición no de ley sobre el reconocimiento de víctimas de la tortura y abusos de poder.
En la proposición, el Parlamento de Gasteiz insta a las instituciones vascas y, en particular, al Gobierno Vasco a sumarse a la iniciativa de Naciones Unidas de conmemorar, cada 26 de junio, el Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura. El objetivo es el reconocimiento de estas víctimas ante la sociedad por la injusticia que supone esta grave vulneración de derechos humanos. La proposición ha sido aprobada por unanimidad.
Garbiñe Aranburu ha indicado que toda iniciativa que sirva para visibilizar y denunciar la práctica de la tortura nos parece interesante. “El uso de la tortura por parte del Estado español contra el independentismo ha sido algo sistemático”, ha recordado.
Ha señalado que la tortura es una realidad que ha dejado datos escalofriantes: “Más de 5.000 personas han padecido la tortura, son varios los fallecidos a consecuencia de las torturas sufridas y las secuelas que deja son de por vida”. Más aún en el caso de las mujeres: “En el caso de las mujeres, tortura y violencia sexual han ido de la mano”.
En palabras de la secretaria general de LAB, “tampoco podemos olvidar que las autoinculpaciones e inculpaciones a terceros han sido en muchos casos la única prueba para encarcelar; inculpaciones que, a día de hoy, mantienen a muchas personas en prisión”.
Aranburu ha denunciado que la utilización de la tortura como arma política no ha tenido el reconocimiento que se merece, se ha escondido. “Nos parece muy importante seguir dando a conocer la práctica de la tortura. Tiene que haber un reconocimiento y una reparación para todas las víctimas de la tortura para seguir abordando las consecuencias del conflicto político”, ha indicado. En este sentido, ha añadido que a los sindicatos nos corresponde ser un agente activo a la hora de construir una paz justa y duradera.