«Dividen la clase trabajadora de varias maneras. La primera gran división es entre trabajos productivos y reproductivos; no todos los trabajos tienen el mismo reconocimiento. En el ámbito del empleo se da una nueva división, con una distribución del trabajo por sexos, que provoca una brecha salarial y unas condiciones laborales más precarias. Se pretende convencernos de que algunos trabajos son más adecuados para las mujeres, naturalizando la existencia de trabajos femeninos y masculinos».
Son palabras de Garbiñe Aranburu, secretaria general de LAB, con motivo de las acciones que hemos llevado a cabo en Bilbo e Iruñea en el día contra la brecha salarial. Nos hemos movilizado en las citadas capitales, frente a las patronales CONFEBASK y CEN, donde hemos reivindicado convenios dignos sin brecha salarial. Con ello hemos querido visualizar la relación entre la brecha salarial y la negociación colectivaa.
Garbiñe Aranburu ha participado en la movilización de Bilbo, que ha unido la sede del Gobierno Vasco con la de CONFEBASK. La patronal tiene bloqueados una veintena de convenios de sectores feminizados. En este sentido, mediante la movilización hemos visualizado algunos de esos sectores afectados: residencias de mayores, servicio de ayuda a domicilio, comedores, limpieza, comercio y empleadas de hogar, entre otros.
En palabras de la secretaria general, «en la negociación colectiva también existe una brecha entre los convenios masculinizados y feminizados. Para la patronal y las instituciones, estas mujeres son trabajadoras de segunda. Estos convenios son secundarios para ellos y el sindicato LAB no está dispuesto a dar por buena esta situación».
En los últimos años se han producido múltiples luchas contra la precariedad y la renovación de convenios en situación de bloqueo. La patronal no regala nada y los convenios se han renovado gracias a huelgas y movilizaciones, tras duras luchas, en algunos casos. Así, se ha incrementado el número de trabajadoras y trabajadores con condiciones de trabajo actualizadas. Sin embargo, Garbiñe Aranburu ha advertido de que esta premisa no se cumple de la misma manera en sectores masculinizados y feminizados: «En sectores masculinizados se han actualizado varios convenios, se han alcanzado acuerdos dignos en sectores como el metalúrgico, artes gráficas, sector del papel o la limpieza urbana. ¿Y qué pasa en sectores feminizados? Se están llenado luchas ejemplares, pero los convenios aquí no se actualizan».
Ha explicado en Bilbo, ante CONFEBASK, que toda esta diferenciación no ocurre por casualidad: «Es una decisión política de la patronal. Zubiaurre, al frente de Confebask, sin ningún pudor, suele decir muchas veces que tienen menor valor añadido los trabajos en sectores feminizados, justificando así unos salarios más bajos, una brecha salarial y unas condiciones laborales más precarias».
Pues bien, como ha remarcado la representante de LAB, «las tareas esenciales para sostener la vida son las que llevan a cabo las mujeres y las realizan sin ningún tipo de reconocimiento».
En este sentido, las secretaria general ha asegurado que vamos a seguir luchando por la renovación de los convenios y presionando a la patronal: «No vamos a ceder, vamos a hacer que la patronal se siente en las mesas de negociación y vamos a conseguir convenios dignos».
Asimismo, ha señalado que, además de las luchas que impulsamos sector por sector y empresa por empresa, es necesario llegar a un acuerdo intersectorial: «Hemos propuesto un acuerdo intersectorial para recoger medidas ante temas como el salario mínimo, la brecha salarial, las jornadas parciales impuestas y la reducción de jornada. Las personas beneficiarias serían, principalmente, las trabajadoras de sectores feminizados y precarizados afectados por la división sexual del trabajo, así como las personas jóvenes y trabajadoras migradas y racializadas».
Llamamiento a las instituciones
Respecto a las instituciones, Garbiñe Aranburu también se ha mostrado crítica con éstas: «Miran hacia otro lado o son cómplices directos. Muchas de estas trabajadoras que no tienen actualizadas sus condiciones laborales son trabajadoras de subcontratas que prestan servicio público. Están dando por buena la precariedad y la brecha salarial de las mujeres. Además, frustran el derecho a la huelga de las trabajadoras, se les niega el derecho a la protesta, estableciendo servicios mínimos abusivos en caso de huelga. Son esenciales y no pueden permitir que dejen de trabajar, pero, eso sí, cobrando sueldos de miseria».
Así, pedimos a las instituciones que asuman la responsabilidad que les corresponde, que sitúen en la agenda política cuestiones como la brecha salarial: «¿Bastaría con ello? Claramente no. También hacemos un llamamiento directo a las instituciones y a los agentes políticos. No basta con situar la brecha salarial en la agenda, no necesitamos mesas redondas, necesitamos políticas públicas valientes e interpelar a la patronal. Ante este sistema que pretende hacer ciudadanas de segunda en derechos a las mujeres que formamos la mitad de la sociedad, las instituciones no pueden seguir mirando hacia otro lado. Es hora de mojarse».