Hoy hemos tenido conocimiento de que un trabajador de la empresa Sader S.A. de Bilbo ha sufrido un infarto. Ha sido trasladado en estado muy grave al hospital, donde ha fallecido. Con este fallecimiento, en Euskal Herria, en el primer mes de este año, ya han muerto, por lo menos, 3 trabajadores y Joaquín Beltrán aún continúa desaparecido, desde el 6 de febrero, en el vertedero de Zaldibar.
En primer lugar, desde el sindicato LAB queremos trasladar a la familia y a los y las compañeras del trabajador fallecido nuestra solidaridad y apoyo. Los infartos, cuando se da una dolencia vascular circulatoria en el trabajo, no son fruto de la casualidad; al contrario de lo que dice la patronal, que afirma que nada tienen que ver con el trabajo.
Es sabido que este tipo de accidentes se producen en determinados trabajos bajo determinadas condiciones, muy ligadas a la presión laboral, el estréss y los ritmos de trabajo. Son factores predominantes y, en la mayoria de los casos, determinantes ligados a las condiciones de vida y de trabajo. Los accidentes no traumáticos, es decir, los infartos, los ictus y similares, se han convertido en una de las primeras causas de los accidentes laborales mortales.
Tenemos claro que los accidentes laborales, traumáticos como no traumáticos, no son fruto del azar o de la casualidad; son el resultado de las relaciones laborales, de la precarización, de la normativa laboral, de la subcontratación y del actual mercado de trabajo.
Desde el sindicato LAB, tenemos claro que necesitamos vivir y trabajar dignamente, tenemos derecho a volver sanas y salvos del trabajo. Para ello, la única manera de acabar con esta lacra que afecta al conjunto de la sociedad es la lucha y la organización. El cambio vendrá de un cambio de las relaciones laborales y de las reglas de juego. Urge un nuevo modelo que priorize la vida y la salud de los trabajadores y trabajadoras por encima de todo lo demás.