En 2015 se realizó el informe diagnóstico sobre igualdad entre hombres y mujeres en Osakidetza y fue el primer paso para elaborar el Plan requerido legalmente. Este informe puso en evidencia las desigualdades por género en este ente tan feminizado, con el resultado de una brecha salarial del 24,4% desfavorable para las mujeres. Teniendo en cuenta que la desigualdad es un problema estructural, se precisan medidas estructurales paracombatirla.
En LAB no estamos dispuestas a que el Plan de Igualdad sea sólo para cubrir mandato parlamentario, ya que de lo que se trata es de cambiar la vida de la gente a mejor evitando desigualdades, y es por ello que nosotras condicionamos nuestra presencia en la Comisión de Igualdad a un verdadero compromiso de actuación en este campo.
Tenemos la obligación de que este plan sea efectivo, ya que Osakidetza aparte de sus 35.000-45.000 trabajadores y trabajadoras (¿algún día sabremos realmente su plantilla?), tiene trato directo con la gran mayoría de la población de esta comunidad.
Habiendo necesidad de un plan interno y externo tenemos claro ambos deben trabajarse de forma diferente. En la elaboración del plan externo deben participar con voz propia los diferentes agentes sociales, asociaciones, movimientos y organismos sociales que trabajen el feminismo e igualdad, y al mismo tiempo, una mejora en la coordinación socio- sanitaria.
El Plan interno, aparte de ocuparse de la brecha salarial, no debe olvidar que el bienestar social depende de la implicación colectiva durante todas las etapas de nuestra vida, poniéndonos en situaciones que debemos conciliar con nuestra vida laboral. La dependencia recorre nuestra vida manifestándose de múltiples maneras hasta llegar a la vejez. Por eso, el Plan está obligado a recoger también medidas de conciliación y corresponsabilidad y cambiar por tanto, el Acuerdo de Condiciones de Trabajo.
Para que el Plan sea efectivo necesitamos ya un equipo de personas especialistas (un mínimo de 15 técnicas en igualdad) dentro de la plantilla de Osakidetza que den forma al plan, sean motor del cambio, con tareas específicas y responsabilidades en tiempo-presupuesto-personas.
Desgraciadamente, los Planes de Igualdad se han convertido en un mero trámite administrativo, para disfrazar la no-acción, y lo que queremos está bastante claro: compromisos y recursos.