El despido es un ataque a la libertad sindical. Tras una larga incapacidad temporal, en la cual el delegado de la empresa de Agurain siguió involucrado en el día a día de la empresa, acudiendo a tantas reuniones como le fuera posible, y cuando aún no se había incorporado a su puesto de trabajo, la empresa lo convocó para notificarle el despido por una supuesta ineptitud sobrevenida.
Desde LAB, haciendo un seguimiento de los acontecimientos, no podemos más que entender este despido como el intento de quitarse del medio a una persona incomoda para la dirección, que siempre ponía en duda la versión de la empresa. Una persona que no traga. La dirección de la fundición Wind Energy Casting II, ubicada en Agurain, se ha valido de la situación saltándose toda legalidad y procedimiento para procurar eliminar el tablero a un trabajador
luchador.
¿Cómo, sino, entender que una persona que ha recibido el alta médica y el apto del servicio de prevención de la propia empresa, puede ser despedida con ese argumento? La empresa ha tenido 7 meses para adecuar el puesto de trabajo o asignarle otro, que los hay. Pero ha preferido valerse de la situación, en plena pandemia y cuando la empresa se encuentra en ERTE, para formalizar el despido. Y todo cuando además esta persona había solicitado una
reducción por cuidados.
No es la primera vez que esta empresa se dedica a hacer lo imposible para acosar a los delegados, todos ellos elegidos como representantes. Unos delegados que son necesarios en una empresa donde los accidentes ocurren frecuentemente, y donde la empresa utiliza el chantaje y el miedo como
método de coacción en las negociaciones.
Por ello, desde LAB no vamos a quedarnos mirando ante este atropello. Hacemos llamamiento a secundar el paro y a participar en la concentración convocada por el comité de empresa para el día 23 de septiembre, fecha oficial del despido, a las 11:00 ante la empresa. Además, estamos preparando otras
movilizaciones.