Nuestras compañeras y compañeros pertenecientes a los ciclos de primaria y FP (cuerpos 597 y 591 respectivamente) de Nafarroa cobran menos que quienes imparten clase en secundaria. Esta injusticia jurídica y pedagógica nunca ha tenido ninguna lógica, pero ahora, menos que nunca. El Plan Bolonia lleva en vigor más de una década y en LAB tenemos claro que esa injusticia jurídica es ya insostenible.
El Plan Bolonia entró completamente en vigor en las universidades en el curso 2010/2011, y desde entonces las licenciaturas y diplomaturas pasaron a ser grados. Hace una década que las y los docentes, tanto de primaria como secundaria, accedemos al mundo laboral con una titulación de grado. ¿Por qué, entonces, sigue habiendo una diferencia y discriminación en los sueldos? Por otro lado, en la Formación Profesional se ha creado un nuevo cuerpo, el 598, que engloba a las y los especialistas en sectores singulares (pertenecientes al antiguo cuerpo 591). A consecuencia de ello, actualmente tenemos un desfase doble por superar: por un lado está el profesorado del nuevo cuerpo docente y, por otro, el profesorado que realizando el mismo trabajo tienen un menor salario. Es por ello que desde LAB solicitamos también la equiparación salarial mediante diferentes complementos, tal y como se realiza en la Comunidad Autónoma Vasca.
Para llevar a cabo esta equiparación salarial es necesario actualizar el Decreto Foral Legislativo 251/1993, ya que es el Estatuto que clasifica a los y las trabajadoras públicas por niveles. Esto es algo que llevamos años pidiendo al Gobierno Foral. Se trata de un Decreto que tiene 30 años y que actualmente queda totalmente obsoleto, más aún teniendo en cuenta que en Europa ya se han actualizado este tipo de Estatutos.
Además, en la Comunidad Foral de Navarra ya tenemos antecedentes (que han ido ligados a un ascenso de nivel), como son los casos del personal auxiliar administrativo, especialista de apoyo educativo, bombero y forestal, que pasaron del nivel D al C.
A esta reivindicación se une la crisis económica que atravesamos y que afecta a todas llas personas trabajadoras. Nuestros salarios no valen lo que valían antes. La inflación ya está provocando pérdidas importantes en el poder adquisitivo de muchas familias, lo que unido al alza de los precios de productos básicos y de la energía nos presenta un panorama poco halagüeño. El personal público seguimos perdiendo poder adquisitivo, y la pérdida acumulada desde 2010 llega ya al 15%.
Hoy más que nunca la lucha es necesaria. Debemos defender con uñas y dientes los servicios públicos, ya que son estos los que garantizan un sistema igualitario y más justo. La lucha por la equiparación salarial entre el personal docente se encuadra de lleno en ese objetivo. ¡Pongámonos a ello!