Las gerocultoras llevan más de dos meses haciendo paros diarios ante el inmovilismo de la empresa GSR.
Por un lado, la empresa quiere que sean las gerocultoras las que se encarguen de administrar la insulina a los pacientes diabéticos, algo que, además de estar totalmente fuera de sus funciones, pone en riesgo la salud de los y las residentes, ya que ni el personal gerocultor ni el de auxiliar de enfermería tienen formación para ello.
Por otro lado, a pesar de que GSR en sus siglas presume de Respeto, están permitiendo que en Santa Mariñe se den diariamente situaciones compatibles con el maltrato, ya que las trabajadoras siguen disponiendo de, aproximadamente, unos 7 minutos para acostar a cada residente.
Por último, quieren reivindicar su derecho a la huelga; un derecho que ha sido vulnerado en varias ocasiones con amenazas, coacciones y condicionamientos. Por si ello fuera poco, GSR ha decidido prescindir en su plantilla de personal huelguista y ha abierto apercibimientos y expedientes sancionadores muy poco transparentes y verosímiles a trabajadoras que secundaban los parosm mientras otras personas realizan otro tipo de faltas hacia la plantilla que no son sancionadas.
A LAB le gustaría saber dónde queda la G de Generosidad y la S de Sencillez de la que hacen gala, ya que la R de Respeto queda patente que la perdieron hace demasiado tiempo. Por todo ello, el sindicato seguirá luchando por un Modelo de Cuidados digno, tanto para los y las residentes como para las trabajadoras. Un modelo en el que no exista la supremacía de lo económico sobre la dignidad, aunque con GSR están muy lejos de estos objetivos, a pesar de que se les llene la boca con la Atención Centrada en la Persona. Lo que llenan realmente son sus arcas, y no precisamente de valores.
Asimimo, las trabajadoras agradecen a todos los familiares el apoyo y solidaridad con la plantilla, y comparten su sentimiento de indignación y enfado ante la indiferencia de GSR.
La Dirección de la empresa ha transmitido a varias personas su intención de renovar la plantilla, pero hasta que llegue ese momento en el que tengan el personal sumiso que GSR desea, las trabajadoras seguirán luchando por los y las residentes y por ellas mismas.
Es intolerable que la parte más vulnerable de la sociedad sufra un trato así diariamente en pro de la ganancia económica.