LAB ha mantenido una posición muy clara y crítica sobre este modelo de Desarrollo Profesional desde el primer momento. Consideramos que se queda en un complemento económico encubierto no como derecho, que utiliza Osakidetza a discreción (como ha quedado patente tras su paralización en 2014). Algunas de las características que criticamos son que está en manos de Osakidetza decidir si hace la convocatoria y cuándo, o si no la hace; se basa en una valoración subjetiva dependiente de los mandos y jefaturas; fomenta el negocio de la formación – también para muchos sindicatos-; es discriminatorio entre categorías y no accesible para todo el mundo; sólo prevé compensaciones económicas… Además, Osakidetza ha utilizado durante todos estos años el desarrollo profesional como forma de apaciguar a la plantilla frente a los gravísimos recortes impuestos.
Por todo ello, LAB siempre ha apostado por otro modelo de desarrollo profesional y ha invitado a Osakidetza una y otra vez a abrir una negociación para ello. Un Desarrollo Profesional que no se base exclusivamente en el dinero, para toda la plantilla, con valoraciones objetivas y que recoja mejoras económicas lineales (la misma cantidad para todas las categorías) integradas en el sueldo base, entre otras cosas.
Pero dicho esto, tenemos muy claro que Osakidetza debe hacer frente a sus compromisos con los y las trabajadoras. Por lo tanto, hay que exigir que cumpla también con el desarrollo profesional al mismo tiempo que da marcha atrás en el resto de recortes impuestos.
En consecuencia, exigimos a Osakidetza que cumpla de inmediato las sentencias judiciales y, a continuación, abra una proceso de debate amplio y democrático para lograr un nuevo modelo de desarrollo profesional.