Miembros del sindicato LAB y trabajadoras de residencias hemos representado esta mañana un encierro por las calles de Iruñea, como acto de protesta por el bloqueo continuado que sufren las negociaciones del primer convenio de residencias privadas de Nafarroa. Con el mismo fin, habíamos llamado para hoy otro día de huelga en las residencias.
Durante el mes de abril, desde el sindicato LAB hemos realizado diferentes acciones para interpelar a las patronales y al Gobierno de Nafarroa y exigir el desbloqueo de las negociaciones. La primera fue el día 10, en la que miembros del sindicato y trabajadoras de residencias realizaron un corte de carretera en una de las arterias principales de Iruñea, para que la sociedad en general viese la situación en que se encuentran estas trabajadoras. La segunda fue el día 17, en la que el sindicato representó la invitación realizada al Gobierno y patronales para que se sienten en una mesa con las trabajadora, para tomar un café e iniciar un proceso de negociación real.
Hoy, 24 de abril, LAB ha llamado a otra jornada de huelga en las residencias privadas de Nafarroa. Y dentro de esa jornada, el sindicato ha realizado una acción simbólica: un encierro de toricos por el recorrido habitual de las calles de Iruñea. El objetivo de esta llamativa acción era visibilizar la indefensión que se vive este sector y la evidente falta de recursos que tienen las trabajadoras que cuidan a nuestros mayores. Las residencias están gestionadas por patronales que sólo buscan su lucro con el esfuerzo de estas trabajadoras, sin mirar en ningún momento por el bienestar de las cuidadoras ni de las personas que son cuidadas.
Y el Gobierno de Nafarroa, al parecer, se encuentra muy cómodo delegando la gestión en empresas privadas y fondos buitre. Se desentiende de las trabajadoras del sector, y las deja en manos de empresas cuyo único objetivo es lucrarse, lo que trae consigo precarizar más si cabe las condiciones laborales de las trabajadoras.
LAB no va a parar de movilizarse hasta que este convenio que lleva 4 años encima de la mesa sea una realidad; un convenio que no recoja cláusulas abusivas, ni conciliaciones imposibles, ni jornadas excesivas.