LAB ha iniciado un encierro de tres días para denunciar la situación de las trabajadoras de las residencias de Bizkaia en la iglesia de la Encarnación del barrio bilbaíno de Atxuri, realizado con el lema “Somos esenciales”. Además, ha convocado una huelga en el sector para los días 14, 15 y 16 de diciembre, poniendo fin al ciclo de siete días de huelga iniciado en octubre. La Coordinadora General, Garbiñe Aranburu, ha enmarcado la iniciativa en las luchas que están llevando a cabo los trabajadores del ámbito de los cuidados: “Las trabajadoras de las residencias de Bizkaia llevan años luchando por dignificar las condiciones laborales y poder ofrecer un servicio de calidad. Junto a las de Bizkaia, en los últimos meses también están luchando las trabajadoras de las residencias de Araba, Gipuzkoa y Nafarroa, así como otras trabajadoras del ámbito de los cuidados”.
“Todas estas luchas ponen de manifiesto la necesidad de una profunda reflexión sobre los cuidados. Todos y todas tenemos la necesidad de ser cuidadas en algún momento de nuestra vida. Recibir un cuidado digno es un derecho, pero en la actualidad no está garantizado”, ha añadido Aranburu. “Las tareas de cuidados son imprescindibles para mantener la vida. Sin trabajo de cuidados, la sociedad no puede seguir adelante. Pero analizando en qué condiciones se realizan estas tareas de cuidados, ¿cuál es la conclusión?”
La representante de LAB ha puesto el foco en el carácter feminizado de los cuidados: “Los cuidados, ya sean los que quedan en el ámbito privado, los trabajos no remunerados, o los que realizamos en el ámbito laboral, los sustentamos mayoritariamente las mujeres y se realizan de forma muy precaria. La presencia de mujeres migradas y racializadas en los sectores de cuidados es importante. Estas mujeres sufren múltiples y múltiples opresiones y diferentes formas de violencia”.
Aranburu también se ha referido al carácter esencial y la necesidad de reconocimiento de los cuidados: “Hay que reconocer el valor social y económico que tienen las tareas de cuidado. No es de recibo que, siendo trabajadoras esenciales para sustentar la vida, se encuentren en situaciones totalmente precarias. Hay que dignificar los salarios de estas trabajadoras, reducir ratios o impulsar procesos de publificación”.
Asimismo, señala que las instituciones públicas son las principales responsables de esta situación. “Son los responsables políticos los que están dando el visto bueno a esta opresión de las mujeres. La actitud de las instituciones es denunciable y rechazable. El Gobierno Vasco de PNV y PSE y la Diputación Foral de Bizkaia, encabezada por el PNV, tienen una responsabilidad directa en relación con las trabajadoras que hoy se han encerrado aquí”.
Garbiñe Aranburu también ha señalado desde dónde tiene que venir la solución: «Hay que poner los cuidados en el centro y darles la importancia que tienen, hay que poner en el centro las necesidades de cuidado y el derecho al mismo, así como las condiciones laborales dignas de las trabajadores, ya que son necesarias pasos para configurar un sistema público de cuidados”. La representante de LAB también advierte de los riesgos que conlleva la privatización: “Pero caminan en dirección contraria. Los cuidados se están convirtiendo en un
negocio, se está fomentando la privatización y mercantilización, se evitan responsabilidades políticas ante el bloqueo del convenio de residencias de Bizkaia y miran hacia otro lado. Esta dejadez de las instituciones públicas abre de par en par las puertas a los empresarios privados con ansia de dinero para hacer negocio”.
Testimonio de las trabajadoras
Nekane Olalde, trabajadora de la residencia Abeletxe, de Ermua, también ha tomado la palabra en la movilización realizada al inicio del encierro y ha señalado que nadie puede dudar de que prestan un servicio público y son personal esencial. Aseguran que patronal y Diputación se han negado a negociar y han bloqueado la mesa del convenio sectorial. También ha enumerado las reivindicaciones concretas de las huelguistas:
- Pasos reales para la equiparación salarial con los del Instituto Foral de Asistencia Social. Las trabajadoras de residencias cobran alrededor de un 50% menos que una empleada pública que realiza su mismo trabajo. También denuncia que, al haber perdido poder adquisitivo en estos dos últimos años, son unos 300 euros más pobres al mes.
- Medidas para hacer frente a los últimos años de su vida laboral a partir de los 55 años: reducciones compensadas, apoyo a las jubilaciones, licencias retribuidas, adaptaciones del puesto de trabajo…
- Complemento de baja del 100%.
- Sustitución de bajas desde el primer día.
- Medidas reales sobre salud laboral, riesgos psicosociales, entre otras.
También se ha referido a los ratios inhumanos que condicionan totalmente el día a día de los trabajadores y las graves consecuencias que conllevan: lavar, vestir y ducharse a una persona en 10 minutos, estar a cargo de 30 o 35 residentes por la noche, intentar cuidar a 15 personas en actividades básicas (una sola trabajadora). Se han mencionado los cambios de pañales que no se realizan o tardan, cambios posturales para evitar lesiones y heridas. Ha pedido que se les permita hacer bien el trabajo de las trabajadoras y denunciar que la situación diaria en las residencias es muy dura, ya que los ratios que actualmente establecen la Administración Pública y los que utilizan las empresas para llenarse los bolsillos deterioran muy gravemente la dignidad de la vida de residentes y trabajadores.
LAB considera que los responsables de esta situación son las administraciones públicas, tanto el Gobierno Vasco como la Diputación de Bizkaia, y pide que asuman su responsabilidad y den solución a esta situación».
Ante los ratios actuales, LAB ha hecho una propuesta mínima de ratios para que se humanice la situación de las residencias. Entre otras, se proponen las siguientes medidas: - Ratio nocturno de 2 gerocultores/cuidadores por 15 residentes.
- Que el ratio diario sea de un gerocultor/cuidador por cada 4 residentes.
- Disponibilidad de servicio de enfermería 24 horas, con un mínimo de 1 enfermera por cada 16
residentes.
Para hacer realidad esta propuesta solo hace falta la voluntad de la Diputación y de las empresas. Por ejemplo, contar con una cuidadora por cuatro residentes generaría 3.300 nuevos puestos de trabajo, y la Diputación invertiría 24 euros por residente al día.