Tras este asunto se encuentra el chantaje de las multinacionales, que nos ha salido muy cara a trabajadores, trabajadoras y sociedad en general. La única que salve victoriosa aquí es la multinacional. Ha llevado adelante una dura reconversión, son cientos las y los trabajadores que de forma directa o indirecta se han quedado sin empleo. Las condiciones de las y los trabajadores que mantienen su empleo se han deteriorado de forma notable. También han cerrado la planta de Zumárraga y si esto fuera poco, se embolsarán una gran cantidad de dinero público. Que el Gobierno Vasco se muestre satisfecho y dé por buena toda esta pérdida es insultante para todas y todos aquellos que se han quedado en la calle y para quienes estamos viendo que perderemos dinero público en una operación en beneficio de la multinacional.
Sin garantías de que eso dinero sea para desarrollo e inversión y sin adoptar ningún compromiso real con la continuidad del proyecto industrial y la garantía del empleo.
El resultado de toda esta operación es muy amargo, y no se trata de la primera vez. ¿Será la última? No mientras no se aborde en problema de raíz. Y las palabras de Tapia así lo demuestran. Su valoración positiva vaticina que las cosas no van a cambiar, este Gobierno Vasco ha actuado sin una verdadera política industrial desde el principio hasta el final.
Ya es hora de fomentar el debate que este pueblo necesita sobre el modelo productivo, ya es hora para realizar un profundo debate respecto a la creciente dependencia frente al capital foráneo, ya es hora para debatir para qué y en qué condiciones debe se utilizado. Ya es hora de llevar a cabo una política industrial que se aleje de la lógica capitalista y tenga en cuenta la perspectiva de pueblo.
Éste es un reto para el nuevo Gobierno Vasco. ¿Lo hará? No, si es que siguen los mismos responsables políticos que hasta ahora. Para llevar a cabo políticas nuevas y diferentes necesitamos un gobierno nuevo y diferente.