La coordinadora general Garbiñe Aranburu y la secretaria de Acción Sindical y Negociación Colectiva Oihana Lopetegi han presentado en rueda de prensa el Informe sobre acción sindical del sindicato LAB relativo al curso 2021-2022. Este año se han desarrollado 168 luchas. Así, las luchas se han incrementado en un 32,28% respecto a las recogidas en el último informe. En 94 de ellas la huelga ha estado presente.
Aranburu ha señalado que este curso ha estado marcado por el aumento de los precios, la carestía de la vida y la pérdida de poder adquisitivo de las y los trabajadores y pensionistas. La clase trabajadora se empobrece y las medidas que adoptan los Gobiernos y las instituciones son totalmente insuficientes para frenar esa precarización y ese empobreciemiento.
Después de la pandemia y con la excusa de la guerra de Ucrania, hemos entrado en una nueva fase capitalista. Caminamos hacia un nuevo orden mundial y son las oligarquias y las élites económicas las que marcan el rumbo del mundo.
En la crisis de 2008 se rescató a los bancos. Durante la pandemia se han enriquecido las farmacéuticas y los Fondos Europeos son una forma de traspasar dinero público a manos del oligopolio enérgetico y de las grandes empresas transnacionales. Ahora, con las excusa de la guerra de Ucrania, se enriquecerán las empresas armamentísticas.
Más dinero para destruir vidas, dinero que no se destina a mejorar las condiciones de vida de la gente. Porque, ¿De dónde saldrá el dinero para aumentar el gasto militar? De desmantelar los servicios públicos, de debilitar y privatizar las pensiones públicas, de la reducción de las prestaciones sociales o del pacto de rentas que se pretende impulsar.
No hay voluntad política para abordar una transformación hacia otro modelo económico y social, no se quiere abordar el debate del reparto del trabajo y de la redistribución de la riqueza. Hay que mejorar salarios y hay que reformar la fiscalidad.
A las y los trabajadores lo que nos queda es la organización y la lucha. Para LAB la prioridad principal de este curso ha sido la de alimentar la idea de que era necesario activar un nuevo ciclo de movilizaciones. Nuestra tarea ha sido organizar esas luchar, contribuir a multiplicar las huelgas y las movilizaciones. Los datos del informe, corroboran que esa activación de las luchas sindicales es una realidad.
Y lo estamos haciendo poniendo en práctica un nuevo sindicalismo. Un sindicalismo que tiene en cuenta la realidad de toda la clase trabajadora, practicando un sindicalismo feminista, combatiendo la precariedad juvenil y abriendo camino hacia un sindicalismo antiracista.
Y el nuevo sindicalismo conlleva una renovación de las estrategias y formas de lucha. Para ganar en efectividad y para evitar ese alargamiento de los conflictos.
A lo largo de este curso, cabe destacar el aumento del número de huelgas y movilizaciones. La llamada a la moderación que se cacarea desde patronales y las instituciones no ha calado en las y los trabajadores de Euskal Herria. Esta situación de crisis no la hemos creado nosotras y no vamos a permitir que las consecuencias las padezcamos las y los trabajadores.
Este aumento marca una tendencia. Si las y los trabajadores luchamos, siempre avanzamos. Todas estas luchas tienen efectos positivios directos en los colectivos que están en lucha y de manera más indirecta, en todo el colectivo trabajador.
De todo este aumento de la conflictividad, se pueden sacar tres conclusiones::
(1) Son luchas para repartir la riqueza y construir un modelo social justo.
Los mensajes que se están enviando a través de todas estas luchas que están abiertas son muy claros: queremos salarios dignos, no vamos a avalar la flexibilización y precarización del empleo, ni tampoco dar por buenas la dualización y las brechas que se generan en las relaciones laborales.
A las y los trabajadores se nos está presionando para que aceptemos la pérdida de poder adquisitivo y la respuesta ha sido un no rotundo. La respuesta está siendo que no vamos a dar por bueno ningún incremento salarial que no tenga en cuenta la subida del IPC. Ésta es una de las principales cuestiones que está en juego en muchos de los conflictos que están abiertos.
Aumentar la flexibilidad no es modernizar las relaciones laborales, es precarizar. No queremos esa modernización que reivindica Mercedes. Esta empresa, con las dimensiones que tiene y con los beneficios que obtiene, debería de dar ejemplo y garantizar un empleo digno.
Las y los trabajadores de Mercedes ya conocen lo que es la flexibilidad y lo que conlleva, la imposibilidad de conciliación y precariedad. La multinacional chantajea a la plantilla y la plantilla no se achanta, están hablando muy claro, están paralizando la empresa.
Y en todo esto, lo más indignante y bochornoso está siendo la actitud de las instituciones gobernadas por el binomio PNV-Confebask. El señor Urkullu, en la propia sede de una multinacional que chantajea, nos pide que aceptemos la precariedad. Siempre del lado de las empresas, nunca del lado de las y los trabajadores.
Estamos diciendo que no a la dualización y las brechas que se dan en el mundo laboral. Esto es lo que explica que haya un aumento muy importante de conflictividad en los sectores feminizados, en sectores nuevos como las los riders o las empleadas de hogar.
(2) Se están ampliando los ámbitos y las formas de lucha.
Como se ha dicho, la atomización y la precariedad dificultan la lucha sindical, pero se han generado también luchas en ámbitos donde la activación de las luchas es más difícil.
La clase trabajadora es diversa, la precarización adopta diferentes formas y esa diversidad exige que la lucha se ajuste a cada una de ellas. Para que la lucha tenga el mayor impacto posible, es importante que en cada sector o empresa se elija el método más adecuado para presionar al máximo a la parte patronal, así como una interpelación político institucional
(3) Buscar acuerdos y generar alianzas entre diferentes es importante para mejorar las correlaciones de fuerzas.
Hay que dejar de lado los intereses corporativos. Nosotras hemos apostado por articular frentes sociosindicales:
• Es sabido que existen diferentes estrategias sindicales. Nuestra apuesta será la de buscar coincidencias, buscar lo que nos pueda unir y allí donde compartimos objetivos de lucha, nuestra apuesta es la de crear intersindicales lo más plurales posibles.
• Apostamos por socializar las luchas, por sacar el conflicto de la empresa al pueblo, a la comarca y trabajar la solidaridad. Colaborando con los agentes sociales y buscando las confluencias de las diferentes luchas. Ejemplos como el de en Aiaraldea, con intersindicales y plataformas sanitarias, o el conflicto de Irizar, en el que se ha trabajado la solidaridad de la juventud….
“Este curso ya nos ha marcado el transcurso del curso que viene”, ha concluido su intervención la coordinadora general de LAB.