Tal y como vemos, los cierres de empresas y la destrucción de empleo ponen la red productiva en una difícil situación, aunque desde el Gobierno de Gasteiz digan una y otra vez que están haciendo las cosas bien. Por desgracia, la realidad supera los titulares de los políticos, y trabajadores y trabajadoras sufren los ataques en absoluta soledad.
La pérdida de peso de la industria no se ha iniciado en esta crisis, la destrucción permanente se inició hace 30 años pero esta crisis deja claro que el planteamiento de política industrial del gobierno está limitado para poder dar la vuelta a la situación. En los últimos años, en el período 2008-2013, el metal ha perdido un 15% de tejido productivo y basándonos en los datos de empleo, el sector manufacturero ha perdido un 26% de puestos de trabajo. En la CAV, basándonos en el ceso de empleo publicado por el Gobierno de Gasteiz, se han destruido 60.000 empleos. La intervención del Gobierno Vasco en este ámbito es totalmente continuista y subordinada a las multinacionales y el gran capital.
Lo repetimos una y otra vez: Euskal Herria tiene una red productiva grande y diversificada, trabajadores y trabajadoras cualificadas y la juventud más preparada que haya tenido nunca. Basándonos en esta claves tenemos los suficientes puntos fuertes para hacer una oferta a la clase trabajadora de Euskal Herria, una oferta basada en el reparto del empleo y la riqueza, para realizar una oferta basada en el valor añadido y la industria. ¡Pero ya! Nos estamos quedando atrás en I+D e inversión.
La iniciativa pública y política debe dirigirse a esto. El Gobierno de Gasteiz debe preguntarse: ¿Se puede hacer una oferta a la clase trabajadora de Euskal Herria basada en el valor añadido, el empleo y el reparto de la riqueza basándose en el ciclo de reformas del estado realizadas vía decreto? Nosotras y nosotros creemos que no.
El estado ha decidido, por una parte, competir en costes. Esto es, convertir España en la China de Europa. Por otra, que los salarios garanticen el dividendo, crear la situación jurídica para que salarios y condiciones de trabajo sean atacados de forma permanente para garantizar el ansia de dividendos de las grandes empresas. Los costes laborales no son ni serán obstáculo, así se puede resumir la oferta que hace el estado.
En la actividad económica basada en el valor añadido la formación tiene un valor central. Las personas son un valor central. En el esquema que nos ofrece el estado la persona pasa a ser una variable económica a corto plazo, una variable económica sin valor.
Por eso, el Gobierno de Gasteiz debe decidir, o no tomar nuevas decisiones ante la destrucción del tejido industrial basándose en decretos estatales u ofrecer un camino propio a la red productiva y la clase trabajadora de aquí actuando con verdadera iniciativa política. Hoy día, lo que ofrece el estado y el Gobierno de Gasteiz es idéntica, actividad económica basada en costes sociales.
En el esquema de trabajo de Lakua la única que gana es la gran patronal, ya que la política de subvenciones sin compromiso social sale adelante aunque continúe atacando a trabajadores y trabajadoras y al empleo. Tapia se entera por los medios de comunicación del cierre de otra empresa porque las grandes empresas saben que el dinero público y la política de subvenciones no están en duda. Pero lo que debería preocupar de verdad a Lakua debería ser que Tapia se entere por la prensa o saber de antemano que no tendrá consecuencias, ya que la clase trabajadora está huérfana ante las decisiones de las grandes empresas.
Los ejemplos se repiten una y otra vez. Tapia dijo ayer que Candy era viable. ¿Qué hará ella y su equipo para que no se dé el cierre? La multinacional Cables acumula grandes beneficios ante un cierre y la solución que propone Lakua es negociar indemnizaciones. Sin embargo, vamos a avanzar en la lucha por el empleo empresa a empresa, tal y como estamos haciendo en los cierres de empresas que son viables, luchando por poner en marcha nuevos proyectos industriales. Por desgracia, trabajadoras y trabajadores se encuentran en una situación de orfandad, y en ocasiones son ellas y ellos los únicos que defienden el tejido industrial.
Estamos en una encrucijada y éste es el momento de iniciativas políticas. LAB sitúa la solución en el nuevo camino, situando otra vez los debates de esta forma:
– Reconocimiento a la clase trabajadora y a la juventud. Un nuevo modelo de relaciones laborales es necesario para que trabajadoras y trabajadores no sean una mera variable económica, hay que hacer una reconocimiento del sujeto que aporta valor añadido. El modelo de relaciones laborales y el modelo productivo o de desarrollo van de la mano. Numerosos estudios constatan que por la vía del recorte de costes laborales no hay competitividad, solo dividendo a corto plazo.
– Reconocimiento a la red productiva. Hay que garantizar el componente social de las subvenciones. El dinero público debe ser para que asuma responsabilidad social, sea una empresa grande o pequeña.
– Tomar decisiones propias ante los problemas de política energética y financiación de las empresas. Ofrecer alternativas reales a la industria.
– Intervención real del ámbito público para garantizar los sectores estratégicos de la economía de Euskal Herria. Si son estratégicos tendrá que haber una verdadera intervención al respecto.
Si, de forma urgente, no se toman estas decisiones, las empresas seguirán cerrando; la situaciones de paro, precariedad y pobreza se incrementarán y la riqueza que se crea estará cada vez peor repartida, y se darán nuevos pasos en la dualización social.