Han convertido a la constitución española en una cárcel para Euskal Herria. Cárcel, porque niega el derecho a la soberanía y castiga permanentemente al pueblo. Sin embargo, cada vez somos más los y las que queremos librarnos de esta cárcel, terminando de forma definitiva con los procesos jurídico-políticos abiertos, trayendo a los y las presas vascas a casa, para poder superar las consecuencias del conflicto y poder avanzar en el camino de la soberanía.
La constitución es una cárcel, también como trabajadores y trabajadores, porque asegura al poder económico posibilidades de quitarnos nuestros derechos. Han destruido derechos sociales y laborales con excusa de la crisis. En las políticas que están aplicando no hay ningua salida, al menos no para los y las trabajadoras. En Euskal Herria cuentan con la docilidad y el servilismo de la élite política que no deja de mirar a Madrid.
Hace unos años fue la crisis. Ahora, la precariedad. Nos han traido de la era de las reformas a la era de la precariedad. El capitalismo más salvaje se ha desarrollado en España bajo el paraguas del 78: se han puesto las bases para profundizar en la desregulación de las relaciones laborales. Las leyes y normas que deberían servir para respetar los derechos y libertades de la gente se están utilizando para acallar y reprimir. El paro, la pobreza y la miseria se han extendido y se ha profundizado en la brecha social.
Aquí y ahora, la reivindicación independentista se ha convertido en una verdadera alternativa, tanto para las y los abertzales como para quienes no lo son. Nos da opciones para alcanzar otro modelo social, económico y político. También en Euskal Herria tenemos la oportunidad de acelerar el proceso soberanista. Acelerar la marcha para impulsar el proceso de liberación popular.
Lo tenemos claro. Es el pueblo quien tiene la llave. La llave para el cambio social y político son la activación y voluntad popular, base y punto de partida del proceso político para crear un estado propio. La voluntad de la mayoría social debe ser decisiva para fijar la salida de la crisis territorial que se está viviendo en el Estado. El debate en torno al cambio constitucional debe tener un único resultado para Euskal Herria: la posibilidad de crear una constitución propia, pero ese derecho no se otorgará de forma natural, vendrá de la activación popular.
En Euskal Herria tenemos como objetivo construir un estado propio, la República Vasca. No partimos de cero. En el camino hacia la soberanía de este pueblo, hemos concretado las bases para un nuevo modelo social y económico en la Carta de Derechos Sociales. Ahí se encuentran las bases para hacer frente a la dictadura económica y política y las bases para construir una sociedad vasca justa que coloque a la vida en el centro.
El ámbito social y sindical debe ser acicate en el camino que no llevará a este pueblo y a su ciudadanía a la independencia. LAB mantiene su compromiso firme de seguir haciendo aportaciones en este esfuerzo colectivo.
Para decidir, para transformar, para construir, para avanzar en el camino de un pueblo libre y justo, nosotros y nosotras, trabajadores y trabajadoras vascas, una constitución vasca.