Aunque no sea algo conocido para la mayoría, el 22 de febrero es el Día por la Igualdad Salarial entre Mujeres y Hombres. Por desgracia, los datos señalan que aún nos encontramos muy lejos de conseguir la igualdad que menciona en su lema. La brecha salarial entre mujeres y hombres no es algo nuevo, pero lo más preocupante es que esta brecha se ha ensanchado de forma continuada desde 2009 hasta ahora en Nafarroa. En lo que respecta a la CAV, aunque se haya reducido un poco, continúa siendo relevante. Se trata de una de las consecuencias de la división sexual del trabajo que ha establecido el actual sistema capitalista heteropatriacal. LAB ha elaborado un informe al respecto.
De los datos publicados por el INE en junio del año anterior, esto es, de los datos de 2014, se puede concluir lo siguiente: En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, el salario bruto anual de las mujeres fue de 7.489,4 euros menor que el salario bruto anual de las mujeres. En el caso de Nafarroa, como promedio, las mujeres recibieron 8.496,64 euros menos que los hombres.
Por lo tanto, y según los últimos datos, las mujeres de Hego Euskal Herria ganan 7.710 euros menos que los hombres. Por lo tanto, el salario medio de las mujeres debería incrementarse en un 33,6% para que fuera equiparado al de los hombres.
La brecha salarial entre hombres y mujeres sólo es una de las consecuencias de la división sexual del trabajo que ha establecido el actual sistema capitalista heteropatriacal. El hecho de que a las mujeres se nos hayan asignado trabajos de cuidados y de carácter doméstico ha dificultado nuestro acceso al mercado laboral, y del mismo modo, nos ha dirigido a tareas y trabajos de menor reconocimiento y nivel en el mencionado mercado laboral. Aún hoy, somos las mujeres quienes sufrimos las condiciones más precarias y mayor inestabilidad. El 78,3% de las jornadas parciales están cubiertas por nosotras, y nuestra tasa de temporalidad el del 26,7% mientras la de los hombres es del 21%. La diferencia de salarios no es, por lo tanto, la única discriminación que sufrimos las mujeres en el mundo laboral.
Tal y como muestran los datos, el hecho de que las mujeres hayamos accedido al mercado laboral no ha traído ningún reparto corresponsable de las tareas de cuidados por un lado, ni siquiera la equiparación de las condiciones laborales en el mercado laboral.
El hecho de que las condiciones laborales de las mujeres sean más precarias, que cobremos menos que los hombres, limita nuestra soberanía económica y nos convierte en subordinadas, afectándonos en nuestras condiciones de vida. Además, estas situaciones de discriminación que sufrimos en la actualidad, tienen influencia y consecuencias negativas en nuestras futuras prestaciones de jubilación y desempleo.
Para acabar con la discriminación, un salto hacia políticas feministas
Gaurko egunek, eta egun hauetan publiko egiten ditugun datuek argi erakusten dute orain arteko berdintasun politiken porrota zein diskriminazioa gainditzeko dagoen borondate politiko eskasa.
Bada garaia sistema kapitalista hetereopatriarkalaren logikaren baitan kokatzen diren berdintasun lege, politika eta neurrietatik benetako politika fea