La evolución del paro registrado durante el mes de febrero ha tenido un comportamiento muy diferente en los territorios de Hego Euskal Herria, siendo Nafarroa el único herrialde en el que el desempleo ha aumentado. En concreto, Nafarroa ha registrado 1.261 personas más en paro que el mes anterior, y 2 de cada 3 nuevas incorporaciones (en términos netos) han sido mujeres.
En comparación con el mismo mes del año anterior los servicios públicos de empleo han registrado en Hego Euskal Herria un total de 20.800 personas más desempleadas. Esto supone un aumento del 15,7% entre los hombres y del 12,3% entre las mujeres. Pero es la juventud la que ha recibido el golpe más duro, ya que soporta un incremento interanual del 34,5%.
Nos encontramos ante el mayor desplome económico conocido en tiempos de paz, y su impacto está provocando graves consecuencias sociales. Sin embargo, los colectivos que ya partían de una posición más vulnerable son quienes están sufriendo las peores consecuencias derivadas del deterioro de las condiciones laborales.
La situación previa a la crisis era un terreno abonado para el aumento de las brechas sociales ya existentes. Y los factores que han actuado como acelerador de estas desigualdades son tres: la elevada precariedad y fragilidad del empleo; la creciente disparidad salarial y el hecho de que la legislación no garantice un salario mínimo digno; y la existencia de unos sistemas de protección social débiles fruto del atraso que arrastran las políticas sociales.
Por otro lado, el frenazo de la actividad económica ha provocado una importante caída de la contratación, de manera que al elevado nivel de paro estructural se suma ahora la falta de oportunidades laborales.
Así se explica por qué el paro de larga duración ha pasado a representar el 50% del desempleo total, mientras que hace un año este porcentaje era el 44%.
Estas circunstancias perjudican a todas aquellas personas que están buscando empleo, pero de forma particularmente grave a la juventud, que está en plena fase de inserción laboral; y a mayores de 55 años, con más dificultades para el reciclaje profesional y en una posición muy delicada de cara a la futura jubilación.
Paradójicamente, hoy por hoy la forma más eficaz de favorecer la recuperación de puestos de trabajo no son las políticas de empleo, sino prevenir los rebrotes y acelerar los ritmos de vacunación, especialmente en la CAV que se encuentra a la cola del Estado español respecto al porcentaje de dosis administradas.