En Hego Euskal Herria hay 137.287 personas desempleadas, 1.558 menos que en abril. Entre las personas paradas, las mujeres son mayoría (58,68%), una cifra que aumenta mes a mes. En el caso de las personas mayores de 25 años, la proporción es aún mayor, con un 59,74% de mujeres en paro. Podríamos decir, por tanto, que las que quedan en peor situación vuelven a ser las mujeres.
El otro colectivo que crece mes a mes es el de lasy los ciudadanos sin empleo anterior, especialmente en el caso de las y los trabajadores migrados (desde abril ha aumentado un 2,58% el número de personas migradas sin empleo con anterioridad).
En Hego Euskal Herria tres de cada cuatro contratos son temporales (74,07%). Entre los contratos indefinidos, en cambio, siguen aumentando los fijos discontinuos, con un 1,39% más de fijos discontinuos que hace un año. En el mes de mayo ha aumentado notablemente esta cifra entre las mujeres, ya que eran fijas discontinuas un 5,3%, frente al 2,8% de los hombres. En mayo se firmaron 16.573 contratos más respecto al mes anterior, pero teniendo en cuenta los datos de afiliación, podemos concluir que puede deberse al aumento de los fijos discontinuos, aumentando los precarios periódicos y no el empleo de calidad.
A la hora de analizar el descenso del paro, tenemos que tener muy presente que la afiliación también ha descendido, hay menos gente inscrita en las oficinas de empleo por diferentes motivos. Por lo tanto, detrás de este descenso del número de personas paradas pueden estar las y los ciudadanos que se han jubilado, que han perdido la esperanza de encontrar trabajo o que han pasado a la economía sumergida.
El número de personas paradas inscritas sigue descendiendo, pero la mayoría de indicadores económicos y sociales insisten en que la situación se está deteriorando. De hecho, el consumo de las unidades convivenciales sigue descendiendo y cada vez hay más personas en situación de vulnerabilidad. La vida es cada vez más cara, mientras la poder adquisitivo de la clase trabajadora y las y los pensionistas sufre pérdidas; hay brechas cada vez mayores que se van extendiendo a nuevos campos; se está imponiendo un modelo de economía precaria e inestable con el predominio del sector servicios; se perpetúa un modelo insostenible que no respeta los límites de la naturaleza… Todos ellos son indicadores de una situación estructural, de las nuevas condiciones que las crisis que estamos encadenando una tras otra han dejado instaladas en nuestro día a día.
Las movilizaciones que se han intensificado en los últimos meses son un indicador del malestar existente entre la clase trabajadora y sectores populares que denuncian la ineficacia de las políticas públicas vigentes, que reclaman un cambio social, económico y político. En el sindicato LAB seguiremos defendiendo las condiciones laborales y de vida de toda la clase trabajadora, con y para las y los trabajadores.