El paro registrado en las oficinas de los servicios públicos de empleo asciende a 216.235 personas en Hego Euskal Herria; y más de la mitad son mujeres, en concreto el 52,5%.
Como contrapunto, también cabe señalar que en noviembre la afiliación a la Seguridad Social disminuyó en 75 personas en el conjunto de los cuatro territorios, sobre todo como consecuencia del retroceso sufrido en Nafarroa, con 1.008 afiliaciones menos.
La discordante evolución que muestran el paro registrado y la afiliación a la Seguridad Social demuestra que existen factores no relacionados con la creación de empleo que explican la reducción de las cifras oficiales de paro; como por ejemplo, la emigración por razones económica, el paro desanimado, el alargamiento de los años de estudio y el envejecimiento de la población.
En todo caso, también es importante reparar en el grave empeoramiento de las condiciones laborales que lleva aparejado el escaso empleo creado. En efecto, las últimas reformas han removido los cimientos del mercado laboral, que en su deriva nos arrastra al empleo barato y a una mayor precariedad.
De hecho, el desesperante ritmo de creación de empleo viene impulsado en gran medida por la extensión de la contratación a tiempo parcial, una herramienta muy eficaz para repartir el empleo existente entre un mayor número de personas, pero inútil para generar más trabajo. Además, en los empleos a tiempo parcial el salario por hora trabajada es de media un 33,7% inferior al salario/hora pagado en empleos a tiempo completo.
Sin embargo, el problema de la dualidad laboral causado por el excesivo recurso a la contratación temporal continúa sin solución. Así, más del 93% de los contratos firmados en Hego Euskal Herria son temporales.
Por otro lado, ha sido el propio presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, quien ha alertado de que “los salarios reales de los recién llegados al mercado laboral están al nivel de finales de los años 80".
De esta forma es como se están sentando las bases que condenan al empobrecimiento de la clase trabajadora, tal y como pone de manifiesto el aumento de la pobreza laboral, es decir, entre personas con empleo pero sin ingresos suficientes para cubrir sus necesidades.
Y mientras tanto, asistimos al progresivo debilitamiento del sistema de protección por desempleo. En la actualidad, prácticamente sólo una de cada cuatro personas en paro percibe una prestación contributiva, y el 55% no recibe ningún tipo de prestación por desempleo.
En estas circunstancias, es imprescindible utilizar la política presupuestaria como palanca para reforzar la inversión en políticas sociales y servicios públicos, en lugar de refugiarse en la fracasada estrategia de recortes sociales.