Hace unos días le tocó el turno al Programa Marco por el Empleo y la Reactivación Económica (2017-2020).
Para empezar, en el diagnóstico que se realiza respecto a la situación económica y socio-laboral aparte de externalizar las responsabilidades en contextos ajenos a la CAV cuando se trata de plantear los factores “específicos para Euskadi” se centran en:
• El envejecimiento
• El ritmo de crecimiento del PIB
• Los efectos del Brexit
E
n este país inventado por el PNV no hay:
• Una creciente desigualdad que hace que los ricos sean cada vez más ricos y que los pobres sean cada
vez más y más pobres.
• Una creciente precarización del empleo y aumento de las desigualdades entre hombres y mujeres.
• Un recorte de las prestaciones sociales y sector público.
• Unos presupuestos basados en la austeridad y no en el desarrollo de la demanda interna, el reparto de
la riqueza y la inversión pública en el tejido productivo.
• Una injusta política fiscal.
• El encarecimiento de factores tan importantes para la economía vasca como son, el precio del dinero y
la energía.
Con estos precedentes este Programa Marco destaca que se destinarán 8.800 millones de euros en cuatro años para la creación de empleo y la reactivación económica. En recursos anuales es la misma cantidad que se asignó al anterior plan 2013-2016.
Están hablando de algo más de 2.000 millones de euros anuales de los cuales solo 288 van destinados a
programas tales como creación de empleo vinculada a programas de rehabilitación de viviendas, creación de 5.000 nuevas empresas y autónomos (como si no tuviéramos ya suficientes microempresas), el autoempleo- emprendimiento; 100 nuevos proyectos de investigación, incentivos a las empresas para la contratación y proyectos de apoyo y modernización de las PYMEs. Este es el núcleo de su propuesta de creación de empleo.
Más de lo mismo, desde los planes de empleo de 2003-2006 que tan “excelentes” resultados están teniendo en el aumento de la precariedad laboral, el deterioro de las condiciones de trabajo, la insuficiencia de la prestación por desempleo, el incremento del desempleo juvenil o la reducción de la tasa de paro en general y de las personas en desempleo de larga duración en particular.
Pues bien, de esos 2.000 millones anuales, 1.269 corresponden a lo que llaman estrategia 4i. Proyectos de inversión (650 millones) más de la mitad destinados al TAV, innovación 410 millones (totalmente insuficientes para acercarnos a la media de la UE), en los últimos años la brecha no disminuye sino que aumenta; 31 millones para la internacionalización y 778 millones para industrialización de los cuales 600 son avales. Con estos mismos planes la industria vasca ha perdido en relación al VAB nivel tecnológico, pasando del 84,9% en 2010 al 84,1% en 2014.
Todos estos programas han sido vendidos oportunamente cada vez que se ponen en marcha o hay algún acontecimiento empresarial al que asiste el lehendakari; las mismas partidas, los mismos programas vendidos como la gota malaya, juntos o separados, vertical u horizontalmente, integrales o derivados.
En una primera lectura no nos queda más que decir:
Este es un plan realizado al margen de cualquier consulta y diálogo con la mayoría sindical, en una materia en que las organizaciones sindicales son insustituibles.
Este no es un plan de empleo, es simplemente una recopilación de programas básicamente centrado en subvencionar a empresas sin ningún tipo de control sindical.
Es un plan que carece de las herramientas fundamentales para
crear empleo de calidad. Es decir, está basado en una política económica que apuesta por la devaluación de la fuerza de trabajo y la exportación como única estrategia de competitividad de la economía vasca. Esta es una estrategia suicida que está dejando a la intemperie de los fondos de inversión el tejido productivo vasco.
Es un plan que no aborda el problema del desempleo planteando estrategias de reparto del trabajo como estrategia de reparto de la riqueza y fortalecimiento de la demanda interna.
Es un plan que no contempla mejorar las prestaciones de desempleo y la renta básica que permita a las personas en situación de desempleo acceder a unas condiciones de vida dignas.
Es un plan de empleo que ni siquiera se plantea incorporar al marco normativo vasco, tanto las políticas pasivas de empleo incluyendo en éstas la formación profesional continua, ocupacional y reglada, dejando a Lanbide en la categoría de “chiringuito”.
Es un retroceso más en la apuesta por construir un Marco Vasco de Relaciones Laborales, de la mano del PNV y el PSE; marco vasco imprescindible para generar una política económica vasca coherente para la salida a la crisis.
PNV y PSE no tienen más objetivo con esto que seguir favoreciendo la inercia de una política económica que hace a los ricos más ricos y cada vez más personas pobres y más pobres.