El 25 de noviembre es el Día Internacional Contra la Violencia Machista. Desde LAB, hemos hecho pública nuestra lectura y la caracterización que tendrán las movilizaciones que realizaremos con motivo de esta jornada, en la que reivindicaremos el derecho de las mujeres* a ser libres en los centros de trabajo. Exigiremos a las empresas que promuevan protocolos contra la violencia machista. Además, el sindicato también ha creado chapas para que las mujeres* trabajadoras las lleven puestas, con el lema «Lantokietan aske!».
La violencia machista es una herramienta del sistema capitalista heteropatriarcal para mantenernos a las mujeres* oprimidas de manera sistemática; también en el mundo laboral. La violencia machista que se da en el espacio laboral es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, basada en jerarquías y relaciones de poder, donde la desigualdad de género supone la discriminación de las mujeres*.
La violencia machista adquiere una forma específica en el mundo laboral:
- Aunque cada vez se denuncian más agresiones, la violencia machista es una realidad que a menudo permanece oculta como consecuencia de castigos y amenazas directas e indirectas: ser despedidas, cambios de horario, impedir o no conceder medidas de conciliación, acoso sexual y acoso sexista…
- Los centros de trabajo acaban siendo un lugar favorable para este tipo de violencia porque se entrecruzan además diferentes relaciones de poder. Son lugares atravesados por diferentes ejes de dominación como sexo, raza u origen, clase, diversidad funcional… lo que sitúa a muchas personas y colectivos en una grave situación de vulnerabilidad y desprotección.
- El capitalismo, además, utiliza la violencia machista para apropiarse de nuestro trabajo gratuito. Mediante esta violencia, nos obliga también a permanecer en trabajos en los que somos explotadas, amenazándonos para que no luchemos por mejorar nuestras condiciones laborales.
Ante esta realidad que pretenden mantener oculta, desde LAB, quisiéramos remarcar tres ideas:
1. Los protocolos son una herramienta imprescindible para hacer frente a la violencia machista en los centros de trabajo.
Las mujeres* y cuerpos e identidades disidentes nos encontramos la mayoría de las veces desprotegidas y sin herramientas para hacer frente a esta violencia sistémica que nos oprime. Los protocolos son las herramientas más eficaces con las que contamos para combatir el acoso por razón de sexo y el acoso por razón de orientación sexual o por razón de identidad y expresión de género. No podemos dejar a las mujeres* desamparadas y sin garantías a la hora de denunciar la violencia machista; por esto son necesarios procesos y protocolos sistematizados en los centros de trabajo.
2. Cualquier medida no es suficiente y cualquier medida no garantiza que los centros de trabajo sean espacios libres para las mujeres*.
Hay muchas empresas que no tienen protocolo. Pero también hay muchas más que introducen cualquier medida contra la violencia machista sin ninguna garantía. Nosotras exigimos protocolos eficaces: que tengan un trabajo previo y sean negociados con los sindicatos. Protocolos basados en la formación y sensibilización para toda la plantilla, no queremos medidas únicamente para cumplir la ley de cualquier manera o para cumplimentar el papel. Necesitamos protocolos reales para prevenir y combatir todo tipo de violencias. Estos deben diseñarse con la participación de las personas trabajadoras, difundir los contenidos, realizar un trabajo de concienciación y aplicarlos correctamente.
3. La falta de voluntad política es evidente a la hora de obligar a las empresas e instituciones a poner en marcha protocolos eficaces.
Según las diferentes leyes vigentes en la actualidad, los protocoloscontra la violencia machista no son obligatorios como tales en las empresas y centros de trabajo. La ley propone la adopción de medidaspara facilitar centros de trabajo libres de violencia machista, y aunque dice que deben ser negociados, las empresas no están obligadas a diseñar protocolos, dejando así a la voluntad de cada empresa las medidas a realizar en este ámbito. También denunciamos la falta de voluntad política que hay detrás de estas actitudes.