Hoy es 18 de diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes. En LAB consideramos que migrar es parte de la vida. Los pájaros migran, los ríos migran y las personas, también. Lejos de lo que nos quieren hacer creer, la migración no es un fenómeno natural. que brota de la nada sin explicación.
La migración es un proceso que debe ser entendido de manera historizada, contextualizado en función de diferentes marcos espacio-temporales y de manera poliédrica, porque comprende y combina diferentes dimensiones. Es una estrategia marcada por motivaciones, causas y derivas diversas. La libre movilidad que priorice las vidas y los proyectos migratorios de quienes migran debería ser una cuestión de sentido común.
La migración no es una única cosa que empieza y acaba de manera líneal. Aunque se puede, más o menos, saber cuándo empieza es muy difícil decir cuándo acaba. Hay segundas y terceras generaciones que siguen siendo leidas como “de fuera”; y por tanto discriminadas, segregadas y estigmatizadas.
La migración es un deseo, a veces más a veces menos, libre. Es una necesidad que responde a diferentes pulsiones y a un motor innato, a la vida (humana y no humana).
La migración implicaría el derecho a una movilidad sin persecusiones y en condiciones dignas a lo largo de todo el tránsito hasta en el destino de llegada. A la libre circulación, a estar y a permanecer. Pero no de cualquier modo. La migración como derecho conlleva la invitación y la apertura a querer y dejar habitar desde la libertad y la posibilidad de construir territorialidad desde y con las diversidades y especifidades.
La migración es una oportunidad no sólo para quienes llegan sino también, y mucho más de lo que se piensa, para quienes “reciben”. Y no decimos esto sólo en términos económicos, que también.
La migración no debería ser persecusión y muerte, ni en las fronteras, ni en los barrios.
Vivimos tiempos de migraciones y desplazamientos, en los que existe una deuda que debe ser reconocida y reparada en clave de equidad y de justicia.
Regularización masiva. Todos los derechos desde el minuto uno. Empleo y vivienda en condiciones dignas. Padrón y cobertura sanitaria garantizada.
No más racismo clasista. No más tiritas hipócritas. NO más racismo laboral, ni social ni institucional.
No al Pacto Europeo de Migración y asilo.
No a las leyes de extranjería, ni a sus reformas instrumentales que reducen a las personas migrantes a mano de obra de usar y tirar.
No a las políticas de frontera, ni a las devoluciones en caliente, ni a las detenciones de menores.
No a los controles por perfil étnico-racial.
No a los abusos policiales ni a la violencia racista en las instituciones.
Porque el día de las personas migrantes debería ser todos los días, con derechos y oportunidades.