Han fallecido dos trabajadores en las últimas horas en Gipuzkoa, lo que eleva, al menos, a 49 las muertes laborales registradas en 2022; 9 de ellas producidas tras caídas de altura.
Ayer, 8 de agosto, un trabajador de 49 años falleció al caer del hueco del montacargas del andamio, desde un cuarto piso, en las obras de reforma de una vivienda en la calle Goiko Kalea de Orereta. Se trata de otra muerte laboral provocada por el capitalismo, otra familia destruida y otro drama social. Despertar, ir a trabajar por la mañana y no volver.
Según los datos que disponemos, a pesar de que la estructura y montaje del andamio estaba arreglo a la normativa, el montacargas que lleva en su interior carecía de protección perimetral. Esta situación es habitual, con protecciones de cara al exterior instaladas y las que dan al interior eliminadas. Es la paradoja de la propia prevención. Es un sistema basado en las apariencias y cada año los resultados lo corroboran.
Además, en este caso, el mismo fallecido fue nombrado “recurso preventivo”, aún cuando sus funciones eran otras como la limpieza de la fachada. Durante años, hemos reivindicado abiertamente que la función del recurso preventivo debe ser únicamente hacer cumplir las medidas de seguridad, pero la patronal nombra a cualquier trabajador de la obra para ello, desfigurando esa función. Así, incumpliendo todas las normas, nadie hace cumplir las medidas de salud laboral y se perpetúan estos descontrolados niveles de accidentes y mortalidad.
¿Dónde están Osalan e Inspección de Trabajo? ¿Qué dice el Gobierno Vasco siendo garante de las competencias en la materia? La respuesta es silencio. Parece que las vidas de las y los trabajadores muertos no despiertan su interés. De hecho, utilizan “noticias artificiales de verano” para encubrir esta dramática situación.
Por otro lado, la sangría de muertes laborales ha golpeado hoy de nuevo. En la pasada madrugada, un transportista murió en un grave accidente de tráfico y su acompañante resultó gravemente herido en la AP8.