Queremos mostrar nuestra solidaridad con la familia y amigos del transportista fallecido en accidente laboral ayer en la AP-8 mientras realizaba trabajos de asfaltado. Tal y como sucede en muchos sectores, las condiciones laborales son cada vez más precarias también en el transporte. Pero no sólo eso, el estado de alarma en el que nos encontramos no hace más que precarizar aún más esas condiciones. Cabe destacar que muchos de los transportistas que componen la red de transporte vasca son autónomos. Eso les convierte en el último eslabón de la cadena. La dejadez con la que la administración ha tratado durante años al sector ha hecho que la situación de conductores y transportistas no haya mejorado ni un ápice.
Los accidentes laborales que sufren los/as transportistas no se contabilizan muchas veces en las estadísticas oficiales, se ocultan como accidentes de tráfico. Además, en muchas ocasiones, las administraciones tienden a no tomar en consideración las “muertes naturales” como accidentes laborales, olvidando por completo los efectos que, por ejemplo, el estrés puede acarrear.
Las administraciones miran hacia otro lado, no se quieren hacer cargo de la situación. Priorizan la economía, la productividad, en pos de la salud de los trabajadores y trabajadoras. ¿Es la construcción de primera necesidad en este momento? ¿No deberían estar todos esos trabajadores y trabajadoras en casa cuidando su vida? Tenemos claro que la precariedad y desregulación que el sector del transporte de mercancías lleva
padecienco es evidente y que la situación que padecemos en la actualidad no hace más que agravarlo.
En 2020 ya han fallecido 20 trabajadores. Pero no sólo eso, dos trabajadores siguen sepultados bajo la basura. Por ello, desde la mayoría sindical que conformamos ELA, LAB, ESK, STEILAS, EHNE e HIRU exigimos al Gobierno Vasco que tome medidas: la precariedad mata.