Tras un mes parada, la flota vasca de cerco está a punto de iniciar la campaña de la anchoa. La flota de este subsector pesquero está compuesta por 53 barcos y unos 700 pescadores, a los que se suman trabajadores de Cantabria, Asturias y Galicia para la campaña de la anchoa. Desde LAB queremos recordar que estos pescadores tienen que hacer frente a las dificultades propias del trabajo y que en muchos casos lo hacen en una situación precaria. Teniendo en cuenta todo esto, queremos denunciar las carencias del protocolo de seguridad de COVID-19 para la pesca elaborado por el Gobierno Vasco y advertir de que muchos pescadores no podrán cumplir con las condiciones.
El protocolo no responde al problema que históricamente ha tenido este sector y que se ha agravado con el COVID-19, es decir, el bajo precio de venta del pescado, teniendo en cuenta que los pescadores cobran "a la parte" y que la rentabilidad de este primer sector se tambalea.
Ante esta situación, desde LAB queremos volver a denunciar la falta de sensibilidad que el Gobierno Vasco ha mostrado hacia este sector. Por eso, aquí proponemos medidas que mejorarían la seguridad y las condiciones laborales de los pescadores:
• Que los buques sean desinfectados antes de su salida y que los pescadores dispongan de los EPIs necesarios.
• Que la salida al mar se realice de forma escalonada.
• Realización de tests de COVID-19 a los pescadores que se van a la mar para evitar posibles problemas de contaminación entre la tripulación.
• Concienciar a los pescadores de la importancia de respetar las medidas de seguridad.
• Concienciar a los pescadores de la necesidad de permanecer a bordo al finalizar las labores del puerto.
• Limitar los días de trabajo de los pescadores. Se propone que estos días sean desde las 10:00 del lunes hasta las 12:00 horas del jueves.
• Que la venta de las capturas no se haga en subasta, como se ha hecho hasta ahora. Porque esto genera a la misma hora descargas de carga y aglomeraciones de trabajadores del puerto, pescadores, compradores… con el riesgo que esto conlleva.
• Permitir la venta de capturas antes del desembarco de buques. A un precio justo teniendo en cuenta el tamaño de la especie, los costes que supone la captura y la media del precio de los últimos 2 años.
• Que la distribución del pescado desde el barco al comprador y al transportista que lleve a los puntos de venta de pescado fresco y a las fábricas de conservas, se pueda realizar directamente.
• Disponer de los EPIs necesarios por parte de rederas, “neskatillas”, trabajadores de la cofradía… relacionados con el subsector, para garantizar la seguridad y salud durante el desarrollo de su trabajo.
• Que las cofradías, como instituciones al servicio del subsector, sean responsables de la regulación de todos los trabajos: gestión, control, venta y distribución de capturas.
En LAB tenemos el convencimiento de que si las administraciones implicadas tuvieran el deseo de afrontar adecuadamente este problema, aplicarían todas las medidas mencionadas anteriormente. Por lo tanto, si la salud de los pescadores les preocupa, les exigimos que apliquen las medidas aquí mencionadas lo antes posible. Al mismo tiempo, mientras continúe esta situación generada por el COVID-19, se mantengan las medidas y, en caso de que la modificación de la situación o la gestión de la especie así lo requiera, se realicen las adaptaciones necesarias, priorizando siempre la salud de los pescadores. .