Veinticinco años han pasado ya, desde que un grupo de mujeres de Hondarribia empezó a organizarse para participar en el alarde. Su objetivo: participar como mujer hondarribiarra en el alarde de su pueblo para que las mujeres también fuesen protagonistas de las fiestas.
Esta acción supuso un paso más en la lucha feminista en favor de los derechos de las mujeres. Una acción sin duda de carácter revolucionaria que pretendía transformar a una sociedad asentada en valores tradicionales y machistas. Tenían claro que, sin la libre participación de la mujer, las fiestas no serían ni paritarias ni libres. Tenían claro que las calles también son de las mujeres, y que queremos ser LIBRES, también en las fiestas.
Pero está claro que todo impulso en clave revolucionaria tiene su antítesis, su reacción. Una respuesta que rápidamente organizó el sector reaccionario del pueblo para impedir que ese derecho se llevase a la práctica, alargando el conflicto durante años. 25 años de negación, de conflicto, violencia, insultos y de inacción política, agresiones que hemos padecido en nuestros propios cuerpos. Aún seguimos viviendo en un sistema capitalista- heteropatriarcal, un sistema de dominación, explotación y de precariedad, que asesina a miles de mujeres al año, y que relega a la mujer a una condición de ciudadana de segunda.
Pero hay que reconocer que gracias a estas mujeres que han luchado durante estos 25 años, y a todas las que han estado en lucha en favor de la liberación de la mujer trabajadora, han generado posibilidades de cambio en el actual contexto político y social. El movimiento feminista es icono de la transformación. Quedó reflejado en el planto del 8 de marzo en el que miles de trabajadoras llenaron las calles de Euska Herria. Esta fuerza es imparable, nos demuestra la legitimidad de la lucha y movilización, mueve conciencias, y, por lo tanto, posibilita la transformación social.
Hemos vivido de todo durante estos 25 años, alegrías y tristezas, vejaciones y aplausos, golpes y besos… a nosotras solo nos queda agradecer a todas estas mujeres, por vuestra valentía, por vuestra convicción, por vuestra lucha, porque gracias a vosotras las mujeres de Euskal Herria somos más libres. Por eso, llamamos a la clase trabajadora a alabar el trabajo de esas mujeres el 8 de septiembre, desfilando o dando un apoyo activo desde las aceras, uniéndose a la compañía Jaizkibel.