El 22 de febrero es el día contra la brecha salarial. Como cada año, hemos convocado movilizaciones en las cuatro capitales de Hego Euskal Herria: en Bilbo, a las 10:30, en la Diputación Foral de Bizkaia; en Donostia, a las 10:30, en Alderdi Eder; en Gasteiz, a las 10:30, en el Parlamento Vasco; y en Iruñea, a las 11:15, en el Gobierno de Nafarroa.
La división sexual del trabajo es una herramienta que alimenta y construye la brecha salarial por cuestión de género al repartir los trabajos y empleos de manera diferenciada entre mujeres y hombres, asignando menor valor económico, político y social a los que realizamos las mujeres y que son, por lo general, los relacionados con los trabajos de cuidados o los tradicionalmente asignados a la reproducción de la vida. También mediante esta división nos obligan a las mujeres* a cuidar de manera gratuita en los hogares, naturalizando que lo hagamos nosotras y normalizando que los hombres no se hagan cargo de ello.
Esto se cruza, además, con otras cuestiones como el origen; que condena y expulsa a las mujeres* migradas y racializadas a los trabajos peor considerados en nuestra escala capitalista de valores y con peores condiciones laborales (sueldos, horarios, descansos, derechos…).
No existen trabajos que sean propios de mujeres* o de hombres. Esto es una construcción. La diferente valoración de estos en función de quién los realiza no es neutra, ni normal, ni natural. Las impone el sistema para que las condiciones laborales de las mujeres* sean siempre peores, o para que seamos nosotras las responsables de todos los trabajos de cuidados en los hogares.
Por esto decimos que queremos acabar con esta injusta, impuesta y diferenciada división del empleo y del trabajo. Queremos que los trabajos que realizamos las mujeres* tengan una digna consideración, tanto si son remunerados como si no lo son. Y que los trabajos gratuitos de cuidados dejen de recaer de una vez sobre nosotras, que se repartan de manera justa entre todas las personas, la comunidad y los servicios públicos.
Las instituciones públicas son directamente responsables de la brecha salarial de género cada vez que privatizan servicios públicos, cada vez que hacen negocio con la prestación de cuidados y cada vez que provocan que se feminice un servicio (y se deterioren, por tanto, las condiciones laborales de este).
La privatización de las residencias de mayores, el Servicio de Ayuda a Domicilio, la intervención social y tantos y tantos servicios de atención a los cuidados son el ejemplo de la apuesta de los poderes públicos por mantener su privatización, por no revertir ni publi car estos servicios y, además, hacer negocio de ellos, desviando el dinero público a manos privadas; es decir, a sus empresas.
La alianza entre el capital y las instituciones neoliberales es evidente, no importa la vida, ni los cuidados, ni quién los presta, lo único que importa es que no pare la producción y el proceso de acumulación, que relega el cuidado de la vida a las esferas invisibilizadas y feminizadas, para su propio bene cio.
Nos estáis precarizando de manera consciente, por esto, este 22 de febrero, denunciamos la privatización y precarización de los servicios básicos para el mantenimiento de la vida y exigimos la publificación y reconocimiento político, económico y social de todos los trabajos de cuidados. Si de verdad hay voluntad política para acabar con la brecha salarial, empezad dando este primer paso publi cando estos servicios.
Entendemos que acabar con la división sexual del trabajo es imprescindible para acabar con la brecha salarial. Exigimos que se reconozcan, mediantes condiciones laborales dignas, todos los trabajos feminizados, así como la obligación de acabar con esta segregación laboral por parte de los poderes públicos obligando a las empresas a acabar con las contrataciones discriminatorias.
Si nuestros trabajos son esenciales, exigimos también condiciones laborales justas para realizarlos. El 4 de marzo volveremos a la huelga en todos estos servicios feminizados, subontratados y precarizados. Denunciaremos de nuevo el negocio que estáis haciendo de los cuidados. No pararemos hasta que se reconozca y devuelva la deuda patriarcal que tiene este sistema con todas nosotras, las mujeres trabajadoras.