El desempleo ha subido en enero. En la actualidad hay 14.8761 personas en paro en Hego Euskal Herria, 1.890 más que en diciembre.
En los meses anteriores hemos denunciado reiteradamente que el empleo que se estaba creando era precario, vulnerable, un empleo que se crea y desaparece en función de las necesidades del mercado. Y, hoy, sólo podemos corroborar lo dicho. De hecho, los datos son muy claros. ¿Quién pierde el empleo en el último mes? La juventud y las mujeres. ¿Y en qué sectores? En los servicios, sector en el que predomina la precariedad.
Detrás de los mensajes triunfalistas que se están trasladando desde el Gobierno del Estado español no hay más que una oscura realidad. El 88% del total de nuevos contratos en Hego Euskal Herria ha sido eventual. Y el 12% restante también puede ser empleo de usar y tirar, porque la reforma laboral que tienen previsto aprobar mañana no eliminará el despido barato. La clase trabajadora necesita, más allá de un plan de mejora de las estadísticas, reformas que realmente modifiquen las condiciones de trabajo y el modelo de relaciones laborales.
El empleo se crea en función de las necesidades del mercado y no de los y las trabajadoras y de la sociedad, y vuelve a desaparecer en función del mercado. El empleo que se está creando es precario, cada vez más precario. Y la reforma laboral que puedan aprobar mañana seguirá contribuyendo a que el empleo que se crea sea precario y temporal. De hecho, aunque se adopten medidas contra la eventualidad en la práctica ese empleo será temporal, ya que se mantienen los despidos baratos.
La reforma laboral que se aprobará mañana perpetuará la del Gobierno de Rajoy. Se acabaron las luchas contra la reforma laboral en el Estado, convalidarán la reforma laboral en nombre de la izquierda a cambio de pequeños beneficios. Hay que recordar la primera reforma laboral se aprobó hace 40 años, y que desde entonces hemos ido de reforma en reforma, y en todas se han dado nuevos pasos para ahondar en la precariedad.
La última reforma laboral, la de 2013, supuso una tremenda transformación de las relaciones laborales que se tradujo en las consecuencias que hemos venido denunciando una y otra vez: agravó la pobreza, la brecha entre las y los trabajadores, aceleró la atomización entre los y las trabajadoras, facilitó los despidos, disminuyó el control administrativo en los despidos colectivos, supuso una desregulación tremenda. La reforma laboral que se aprobará mañana no afecta en absoluto a la estructura del anterior, como ya ha venido diciendo la propia patronal.
Hoy junto a la mayoría sindical vasca nos estamos movilizando en los centros de trabajo y en la calle para expresar nuestra oposición a la reforma laboral, denunciar que esta reforma laboral no va a solucionar los problemas de los y las trabajadoras y reivindicar un marco de relaciones laborales propio, porque las alternativas vendrán de aquí como está quedando claro, y no de Madrid.