LAB, en relación con el acuerdo alcanzado en Madrid entre CCOO, UGT, CEOE y CEPYME quiere manifestar lo siguiente:
El acuerdo alcanzado en Madrid no es normativo, esto es, no son más que unas recomendaciones, por lo tanto, no se aplicará de forma directa, y la aplicación de la misma será en función de la correlación de fuerzas existente en sectores y empresas.
En Euskal Herria este acuerdo no será una herramienta y apostamos porque las condiciones laborales se negocien aquí.
Sobre lo acordado en torno al salario mínimo de 1.000 euros que se recomienda implantar de forma progresiva, tenemos que señalar:
– Se plantea un salario mínimo de 1.000 euros, y eso deja lo acordado un salario de 880 euros.
– LAB fue el primero en Euskal Herria en pedir un salario neto de un mínimo de 1.200 euros porque es esa la cantidad que garantiza unos mínimos para vivir una vida digna.
– Como consecuencia de la capacidad de confrontación de Euskal Herria, la recomendación del salario de 880 euros que se plantea aplicar de forma progresiva no tendría casi ninguna consecuencia, ya que en la mayor parte de los convenios de aquí ya nos encontramos por encima de esta cantidad.
– Podría tener algún efecto en los y las trabajadoras a quienes se aplica condiciones laborales del estado debido al bloqueo de Confebask o las prohibiciones establecidas por CCOO, UGT y patronales estatales, esto es, por la estatalización. Pero debemos señalar de forma clara que la precaria situación que viven estos trabajadores y trabajadoras no se solucionará desde Madrid (el salario mínimo de 880 euros es un miseria), sino impulsando luchas y a través de acuerdos negociados y conseguidos en los sectores y empresas de aquí.
La subida salarial que se recomienda sigue los criterios neoliberales que plantean la patronal y los poderes públicos, por una parte, totalmente desvinculada del IPC y por otra, vinculado a parámetros que trabajadores y trabajadoras nunca conocerán (productividad, absentismo…)
Este acuerdo se ha conseguido renunciando a la confrontación y la lucha, y el proceso de precarización que estamos sufriendo no se puede afrontar con una estrategia vinculada a una simple mesa de negociación alejada de trabajadores y trabajadoras.
Para conseguir verdaderas medidas que hagan frente a la precarización, es necesaria la activación y la lucha de trabajadores y trabajadoras y el papel de los sindicatos debe ser la consecución de ésta, ya que las negociaciones sin una posición de fuerza no nos traerán las condiciones laborales que necesitamos.