Las trabajadoras de las residencias lo dan todo en el trabajo. Están condenadas a dar más de lo que pueden y deben, condenadas porque la situación es lamentable. Siempre andan de prisa, con cargas físicas excesivas, trabajando domingos y festivos, no tenemos descanso suficiente… y todo esto, trabajando con personas que están al final de sus días. Esto también acarrea en las trabajadoras una carga emocional y psicológica muy grande. Carga que sufrimos en silencio. Como si este sufrimiento fuera parte de nuestro trabajo, de nuestro día a día.
Este sufrimiento y agotamiento no lo pueden interiorizar como si fuera parte de su trabajo. No es verdad que deba ser así. Y no es justo hacer esta lectura de la situación que vivimos. Este conflicto y situación tiene responsables y son la Diputación y la Patronal.
Esto es lo que pasa en realidad:
• La mayoría de las Residencias de la Tercera Edad (125 de 148, más o menos) las gestionan las entidades privadas. Los
políticos han transformado un servicio público, en privado y precarizado. Esta diseñado casi en su totalidad para sacar beneficios en el mercado. Consecuencia de ello, la Diputación pone el dinero de todos en manos privadas y estos explotan a las trabajadoras para que los beneficios sean mayores. Condenan a las trabajadoras a la precariedad.
• La Diputación no pone los mecanismos de control necesarios para controlar esto. Tampoco pone mecanismos económicos necesarios para garantizar un servicio de calidad. ¿En qué invierten realmente las empresas? ¿No tiene que controlar esto la Diputación?
Y las trabajadoras exigen lo siguiente:
• Tenemos que ir haciendo camino para unos servicios públicos y de calidad. No es camino fácil, pero estamos seguras de que es en beneficio de todos y todas.
• Unos Ratios adecuados y definidos por categorías: Se necesita más personal trabajando en cada turno y esto no
puede esperar.
• 1.592 horas de jornada máxima anual. Esto es lo que se trabaja en las residencias públicas y nosotras trabajamos
106 horas más por la mitad de sueldo. Necesitan descanso.
• Mayor control público. No se puede permitir que unos pocos se enriquezcan con dinero público: LAB propone
delimitar las ganancias a la patronal en un máximo de un %2.
Para solucionar este conflicto solo hace falta voluntad política. Invertir en políticas sociales y a favor de las personas. El cambio tiene que darse ahora y las trabajadoras no pueden esperar.