Hoy, se ha designado a Errenteria como Zona Residencial Tensionada, a petición del pleno municipal. Será el primer municipio de la CAV y en Nafarroa Garaia pronto se dará el paso en varias zonas de la comunidad. Para LAB este paso es importante políticamente, pero desgraciadamente tendrá un impacto más limitado de lo debido.
El problema de la vivienda es una cruda realidad que atraviesa las condiciones de vida de los y las trabajadoras. Lejos de ser un lugar para desarrollar un proyecto de vida digno, los rentistas y la patronal inmobiliaria lo utilizan como bien de mercado. Mientras los derechos siga siendo un negocio, miles de personas seguiremos condenadas a seguir inmersos en estrategias de supervivencia, ahogados por el precio de los alquileres o las hipotecas.
La denominación de zona tensionada pone nombre y apellidos a la emergencia residencial, lo que es imprescindible como primer paso para tomar medidas eficaces. Así las cosas, LAB ve con buenos ojos el paso dado por Errenteria y pide que se extienda a toda Hego Euskal Herria. Y es que la emergencia que vivimos con la cuestión de la vivienda no sucede de forma aislada en unos pocos municipios, por lo que demanda medidas más amplias. De la misma manera, queremos subrayar que los criterios para designar las zonas tensionadas no contemplan todas las realidades ni todos los municipios en emergencia habitacional, por lo que hay que aceptar que existe un problema de vivienda en estos casos y hay que desarrollar herramientas para darles respuesta.
De la misma manera, pensamos que es necesario adoptar medidas estructurales. Hay que intervenir en el mercado de la vivienda y, más allá de tomar medidas encaminadas a limitar los precios, el objetivo debe ser bajarlos. Los y las trabajadoras vascas necesitamos un parque de alquiler público y accesible. Hay que limitar las competencias de los portales digitales e inmobiliarias buitres que monopolizan la oferta e inflan los precios, así como aumentar la presión fiscal para movilizar viviendas vacías en alquiler asequible.
Son las mujeres*, las personas migradas y racializadas o la juventud quines viven esta realidad con más crudeza, pero es el conjunto de la clase trabajadora quienes estamos afectadas por los precios de la vivienda y las consecuencias de su mercantilización. Según el estudio realizado por el propio Gobierno Vasco, los precios no han dejado de aumentar, subiendo un 15,5% en las compraventas en los últimos cinco años y el 5,3% en los alquileres en el último año.
Actualmente el precio medio de una vivienda es de 250.000 euros según el Gobierno Vasco, y siendo la hipoteca más habitual de 25 años y un tipo de interés medio del 3.35%, dedicamos una media de 15 años de toda nuestra vida laboral a pagar el precio de la vivienda. Lo mismo se repite si hablamos de alquiler: en los últimos siete años las fianzas depositadas respecto a los alquileres ha aumentado un 20% comiéndonos cada vez más la parte de los salarios.
LAB defenderá unas condiciones laborales y de vida dignas para el conjunto de la clase trabajadora vasca tanto en el centro de trabajo, en la calle y en las instituciones. Así, seguimos multiplicando esfuerzos en la lucha por un salario mínimo de 1600 euros, dando pie a nuevas iniciativas como la reciente campaña confederal. Asimismo, expresa su compromiso para que el sindicato sea un instrumento eficaz para hacer frente a la patronal especuladora e inmobiliaria y limitar el negocio con la vivienda. Es hora de apostar por los trabajadores y las trabajadoras, y LAB está dispuesta a luchar.