Ayer presentamos el informe de accidentes laborales mortales del año 2021, y poco después nos enteramos de otras dos muertes laborales; el accidente laboral mortal número 18 y 19 del año en Euskal Herria, reflejo de la realidad que vivimos en el mundo laboral. Antes, la semana pasada, un pescador falleció en aguas de Santoña de un infarto, y eso es lo que hemos denunciado hoy en la Cofradía de Hondarribia a través de una movilización convocada por la mayoría sindical vasca.
La situación es insostenible, más de una persona trabajadora muere cada semana, y las instituciones no sitúan esta sangría en la agenda política. No es cuestión de azar, es precariedad.
La persona fallecida ayer en Iruñea en una obra del barrio de Arrosadía era un trabajador de 52 años de Construcciones Mariezkurrena. Según nuestros datos, cuando el operario estaba limpiando una máquina levantadora de palés, el brazo móvil de la máquina se le vino encima y le golpeó y le mató en el acto. Otro trabajador, éste de 49 años de la empresa CARBIZKAIA, pintor de oficio, perdió la vida ayer en Leioa por una muerte laboral no traumática.
Se están produciendo muertes en todos los sectores, cada semana, y aquí no pasa nada. Ante esta situación, ¿alguien puede creer que estamos ante una casualidad o mala suerte? LAB exige a las administraciones explicaciones y medidas inmediatas, mayor control y políticas concretas para combatir esta lacra de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.
Las y los trabajadores no podemos dar por normal esta situación ni acostumbrarnos a ella.