Desde LAB queremos mostrar nuestro más sincero apoyo y solidaridad con las familias, vecinos y vecinas y personas allegadas de las y los trabajadores muertos, así como a la clase trabajadora en general.
El infarto, cuando se da una dolencia vascular de circulación en el trabajo, no es una casualidad, que como dicen las patronales, nada tiene que ver con el trabajo.
Es sabido que este tipo de accidentes se producen en determinados trabajos y sectores bajo determinadas condiciones, la presión laboral, el estrés y los ritmos de trabajo, etc. son factores indispensables y, en la mayoría de los casos, los factores más determinantes básicos. También están afectados por las condiciones de vida y trabajo.
Además, los accidentes no traumáticos, los ictus… se han convertido en los primeros causantes de accidentes laborales mortales.
Detrás de todos los accidentes laborales están las condiciones de trabajo, los ritmos rápidos, la presión… que provocan diferentes enfermedades y a veces, llevan a la muerte. En el caso del accidente de El Corte Inglés, ha sido muy evidente que el accidente se ha producido en una jornada prolongada, que el centro de trabajo ya estaba cerrado y que las y los trabajadores debían empezar a preparar la tienda para las rebajas del próximo día laborable. El accidente se produjo en un momento de gran carga de trabajo, bajo presión, y pese a que varios compañeros y compañeras le hubieran pedido que acudiera a urgencias, debido a la carga de trabajo que tenía, decidió quedarse en el lugar.
Tenemos claro que los accidentes laborales, los no traumáticos o los in itinere, no son fruto del azar o la casualidad, sino el resultado de las relaciones laborales que se dan, de la precarización, de la normativa laboral y del actual mercado de trabajo.
Las rebajas que se están desarrollando estos días se dan en condiciones de carga de trabajo y presión para los trabajadores y trabajadoras: jornadas más largas, sin respetar los tiempos de descanso por la carga de trabajo, con la ansiedad que supone ver acumular trabajo, bajo presión, con plantillas demasiado pequeñas para hacer frente a la carga de trabajo… Si no se toman medidas preventivas, los riesgos son evidentes.
Desde LAB tenemos claro que necesitamos vivir y trabajar dignamente, que tenemos derecho a volver sanas y sanos y a salvo del trabajo, que la única manera de acabar con esta lacra individual familiar y social es la lucha y la organización, que el cambio vendrá de un cambio de las relaciones laborales y de las reglas de juego, de un nuevo modelo que priorice la vida y la salud de los trabajadores y trabajadoras por encima del capital.