Ainhoa Etxaide y Adolfo Muñoz ‘Txiki’
Secretaria general de LAB y secretario general de ELA
El Gobierno Vasco ha reaccionado con dureza contra las mayorías sindicales vascas. A las agresiones antidemocráticas (políticas, sociales, sindicales) procedentes del Estado se le suma ahora la colaboración política por parte del Gobierno de Urkullu. Su actitud ha ido alimentando la beligerancia centralista en todos los ámbitos de la sociedad. Por ese camino, el Gobierno Vasco ha acabado aplicando los mismos recortes que el Ejecutivo español y convirtiendo el marco vasco en un subsistema del español (Osalan, Hobetuz, CES), en ocasiones incluso con más entusiasmo.
El Gobierno de Urkullu, ahora, da un paso más y acuerda con Confebask, UGT y CCOO el inicio de una ofensiva antidemocrática sin precedentes en la negociación colectiva.
La simbiosis entre Gobierno Vasco y patronal es una realidad desde hace tiempo, lo que ha desembocado en una fusión de intereses —comparten el mismo modelo económico y social, basado en la profundización de la precariedad y en el desigual reparto de la riqueza— en el que son ya indistinguibles las declaraciones de consejeros/as de Urkullu y las de dirigentes de Confebask. Que Arantza Tapia abogue por que los trabajadores y trabajadoras vascas deberían tener otra representación sindical -y que va a trabajar para ello- refleja sin tapujos que este gobierno solo respeta las mayorías si le gustan, si aplauden sus recortes y si son dóciles ante las imposiciones de la patronal.
Ello dibuja una línea de actuación sostenida en el tiempo, que pasa por no respetar que la clase trabajadora vasca lleva muchos años otorgando su confianza mayoritaria a la suma de ELA y LAB, cada vez con más claridad y más ventaja. Visto que no puede derribar esta mayoría con métodos democráticos, el Gobierno Vasco ha emprendido el atajo antidemocrático de promocionar los acuerdos sindicales en minoría y de apostar políticamente por una práctica que es legal, pero que es un desastre para la clase trabajadora: los convenios de eficacia limitada. Una cosa es tolerarlos -lo hacen todos los Gobiernos, desgraciadamente- y otra darles cobertura política publicándolos en el Boletín Oficial, que se pone así al servicio de la patronal, UGT y CCOO. Quien hace esto, Sr Lehendakari, apoya la la estatalización de la negociación colectiva y desprecia el ámbito vasco. Apoyar los acuerdos en minoría con quienes en España nos impiden negociar demuestra que su Gobierno comparte con Confebask el objetivo de neutralizar la reivindicación.
¿Y todo ello para qué? Para dar a CCOO y UGT una relevancia que no tienen, pero que la patronal necesita para aplicar las reformas laborales y el deterioro salarial. Algo que fuera de Euskal Herria no supone mayor problema, pero que aquí encuentra un obstáculo firme: la mayoría de ELA y LAB. Para un sindicato, la apuesta por los convenios de eficacia limitada es una cesión inadmisible sin ninguna contrapartida beneficiosa para el trabajador/a. Ante la firma en minoría, cada persona debe adherirse individualmente al acuerdo, lo que, en primer lugar, boicotea la decisión mayoritaria de la plantilla para pelear por unas condiciones mejores.
Y en segundo lugar, deja al trabajador inerme ante el chantaje de la empresa, que de por sí es un ámbito no democrático que solo se equilibra si hay correlación de fuerzas. CCOO y UGT apuestan por individualizar las relaciones laborales, y que cada uno tenga que rebajarse a firmar personalmente su claudicación. Sin embargo, los sindicatos nacieron precisamente para todo lo contrario, para colectivizar la negociación frente a la empresa.
Se trata, por tanto, de una línea contraria a la propia naturaleza del sindicato. Si eso no se combate y la apuesta por la individualización se generaliza… ¿Para qué hacen falta los sindicatos? A eso están jugando CCOO y UGT, para alegría de la patronal y del Gobierno Vasco, que aporta su artillería legal, política y propagandística para intentar doblegar al sindicalismo de ELA y LAB. Hasta su destrucción, si no se lo impedimos. De hecho, Confebask ya lo intentó con su propuesta de ilegalizarnos.
¿Y cómo se lo vamos a impedir? Desde el 20 de septiembre, con la manifestación de ELA y LAB en Gasteiz (10:30 h, final en Lehendakaritza) y con una denuncia política contundente contra un Gobierno Vasco que, lejos de proteger a la mayoría que conformamos las y los trabajadores, se alinea con el más fuerte, con la élite económica, con los privilegiados, con una patronal reforzada hasta el extremo por las reformas laborales.
El Gobierno Vasco escenificó el acuerdo con Confebask, UGT y CCOO a finales de julio con el cálculo de que las vacaciones de agosto disolvieran los efectos políticos y la gravedad de lo pactado, a lo que debía ayudar el anuncio de elecciones (hecho justo después). No va a ser así. Lo que han hecho es muy grave, no se puede pasar por alto.
ELA y LAB vamos a responder durante todo el tiempo que haga falta, en proporción al tamaño de la agresión. ¿Qué hay más grave que despreciar y querer dejar sin efecto a las mayorías democráticas?
Nos vamos a ocupar de que esta iniciativa antidemocrática del lehendakari ocupe la agenda política, no solo la laboral. Ha sido Urkullu quien ha elegido el momento del acuerdo, sus contenidos y sus aliados. ELA y LAB respondemos y responderemos.
El Gobierno Vasco ha puesto hora y campo de juego, y nosotros vamos a jugar el partido hasta el final, reafirmando nuestro compromiso por un Marco Vasco de Relaciones Laborales.