Desde LAB observamos con preocupación las primeras acciones y no-acciones de la nueva consejera de Salud. Su primera reunión con la parte social la hizo con el Sindicato Médico, a pesar de que en ese momento no había ningún conflicto colectivo en activo. Se olvidó del resto de organizaciones reuniéndose con la que tiene un claro carácter reaccionario en lo político y en lo social.
Por otro lado, el Director General de Salud realizó su primera salida oficial al 50 aniversario del primer transplante de la Clínica del Opus. Osasunbidea ha visto durante décadas cómo su potencial de desarrollo en la gestión de órganos, tejidos y sangre ha sido coartado por la injerencia de esa clínica. Además se “perfila” como gerente del Complejo Hospitalario de Navarra a Alberto Lafuente, médico de la CUN, con lo que ello conlleva de aparente cesión al Opus y de desprecio hacia los profesionales de Osasunbidea.
Las actuaciones anteriores nos las presentan como gestos “conciliadores” hacia los sectores reaccionarios y conservadores de Navarra; unos sectores que lo único que han hecho históricamente ha sido poner en peligro o parasitar la viabilidad de nuestra sanidad pública.
Desde LAB nos preocupa este inicio de legislatura. A nuestro entender la consejera debería mostrar otras actitudes para intentar llevar a cabo la transformación que necesita Osasunbidea, y no empeñarse en buscar el consenso con los entes que representan el mayor lastre para dicha transformación.