El coordinador general, Igor Arroyo, ha destacado cuatro retos estratégicos: garantizar el relevo generacional también en el sindicalismo, realizar un esfuerzo específico en la organización de las y los trabajadores migrantes, sindicalizar nuevos ámbitos y desarrollar una estrategia soberanista que desactive la estatalización.
La Fundación Ipar Hegoa ha publicado un segundo estudio sobre el poder sindical, tras el primero que publicó en 2016, sobre la evolución entre 2016 y 2023. El coordinador general de LAB, Igor Arroyo, y Edurne Larrañaga, de Ipar Hegoa, han comparecido hoy en rueda de prensa para dar a conocer las principales conclusiones.
Larrañaga ha citado los datos más relevantes del estudio:
- Los mismos cambios demográficos que se han producido en la sociedad afectan a la configuración del mercado laboral, siendo los más importantes el envejecimiento objetivo y la presencia significativa de personas migrantes.
- Son las y los trabajadores de entre 45 y 64 años quienes más están creciendo proporcionalmente en el mercado laboral. En concreto, las personas mayores de 55 años han pasado del 10% al 23% en los últimos 25 años.
- El número de trabajadores y trabajadoras nacidas fuera del Estado español ha aumentado, y la mayoría de ellas están en activo. Han llegado a ser el 10% del mercado laboral.
- El marco jurídico influye en las condiciones de trabajo y vida de las y los trabajadores. La estatalización ha supuesto un empobrecimiento de las y los trabajadores vascos.
- La intensidad de las huelgas de Hego Euskal Herria ha sido notablemente superior a la del Estado español: en 2023, por cada 10.000 personas asalariadas, se han llevado a cabo 3,39 huelgas en Hego Euskal Herria, mientras que en el Estado español se han llevado a cabo 0,43.
- El 85% de las y los trabajadores asalariados está amparado por un convenio colectivo en Hego Euskal Herria (reduciendo la diferencia entre hombres y mujeres*). La fuente de preocupación está en las características de los convenios laborales:
- Teniendo en cuenta los convenios vigentes en cada año, en 2023 hay 51.248 trabajadores y trabajadoras menos que en 2012 al amparo de un convenio registrado en la CAPV. Por el contrario, hay 44.641 trabajadores y trabajadoras más al amparo de un convenio registrado a nivel estatal.
- El sindicato LAB es el segundo sindicato en representación de Hego Euskal Herria, con el 19,6% de la representación. Supone un incremento de 1,6 puntos porcentuales desde 2016.
- Sin embargo, la falta de protección sindical y colectiva es muy grave y sistémica: a pesar de tener un derecho reconocido, el 41,7% de los trabajadores y trabajadoras sigue sin ejercer el derecho. La ley no especifica ninguna intervención.
- Somos un país con un alto grado de sindicalización: 4 de cada 10 personas está afiliada o ha estado afiliada a un sindicato en algún momento.
- LAB es el sindicato que más simpatía y adhesión genera entre las y los trabajadores que conocen a los sindicatos y tienen cercanía con el sindicalismo.
Teniendo en cuenta estos datos, Arroyo ha subrayado que en Euskal Herria existe un alto grado de sindicalización y que los sindicatos tienen una importante capacidad para intervenir en las relaciones laborales. En el Estado francés y especialmente en el español, el sindicalismo ha perdido músculo, pero en Euskal Herria el poder sindical es mayor. Según Arroyo, el sindicalismo que ha apostado por el diálogo social ha fracasado en ambos estados y, por el contrario, el sindicalismo de contrapoder ha tenido éxito en Euskal Herria: “En Euskal Herria hay un músculo sindical con capacidad de lucha y hemos mantenido esa fuerza, superando los intentos de desactivar y desprestigiar a los sindicatos. La aportación de LAB ha sido fundamental para ello: “En Euskal Herria hay un músculo sindical con capacidad de lucha y hemos resistido esa fuerza, derrotando a los intentos de desprestigiar a los sindicatos. La aportación de LAB ha sido fundamental para ello: porque ha contribuido a la configuración de Euskal Herria como un espacio autónomo para la organización y la lucha sindical y ha modificado las coordenadas del sindicalismo vasco en función de las siguientes señas de identidad: contrapoder, carácter sociopolítico, independentismo, feminismo, antirracismo, ecosocialismo”.
No obstante, Arroyo ha insistido en la necesidad de hacer frente a cuatro retos estratégicos. El primero, garantizar el relevo generacional en el sindicalismo: “En los próximos años muchas y muchos sindicalistas van a jubilarse, por lo que a la vez que se mantiene la afiliación y se consigue que las personas pensionistas sigan aportando, la sindicalización de las nuevas generaciones es fundamental”. Asimismo, y aunque la tasa de afiliación de las mujeres* sigue aumentando, ha subrayado la necesidad de seguir reforzando este objetivo.
El segundo reto, el esfuerzo específico para organizar a las y los trabajadores migrantes: “Cada vez son más las y los trabajadores que llegan a Euskal Herria de otros países, superando un sinfín de obstáculos. El principio básico de la solidaridad de clase es la acogida y lucha activa contra las discriminaciones que sufren estas trabajadoras y trabajadores”. En este sentido, Arroyo ha puesto en valor la creación por parte de LAB de la Secretaría Antirracista y la puesta en marcha del primer plan antirracista interno.
El tercer reto es la sindicalización de nuevos ámbitos. En este sentido, si bien es positivo que en los últimos siete años se haya incrementado el número de trabajadores y trabajadoras con representación sindical, Arroyo ha realizado la siguiente reflexión: “si tener representación sindical es un derecho fundamental, ¿cómo es posible que casi la mitad de las y los trabajadores vascos no tengan representación sindical? Por un lado, es consecuencia de las trabas que la Patronal pone a la sindicalización. Y por otro lado, de la dejadez de los gobiernos de la CAV y Nafarroa, que deberían promover y apoyar las elecciones sindicales”.
Por último, Arroyo se ha referido a la estatalización de las relaciones laborales: “Gracias a muchas luchas, hemos conseguido restablecer la prioridad de los convenios de aquí y desbloquear muchos convenios; pero, en comparación con 2012, las y los trabajadores vascos están ahora menos amparados y amparadas por un convenio propio. Necesitamos reforzar la estrategia soberanista para crear nuevos convenios propios, establecer un salario mínimo interprofesional propio y, en general, crear un marco propio de relaciones laborales”.
