LAB llama a todas las trabajadoras y trabajadores a participar en la Huelga General Feminista de noviembre, ya que sin transformar los cuidados la igualdad es pura retórica.
El informe Ikusmiran 14 puede consultarse a continuación:
LAB ha hecho pública la realidad de las trabajadoras y los trabajadores que trabajan en trabajos de cuidados o fuera de casa. El sindicato ha denunciado la dificultad o imposibilidad de acceder a algunos datos, como indicador de la precaria situación de las tareas de cuidados. En cualquier caso, las conclusiones son claras: Todos los empleos y trabajos de cuidados son precarios y el capital se sirve de los trabajos y empleos de cuidados para continuar acumulando riqueza.
Los datos que se recogen en este estudio ponen de manifiesto las razones por las que saldremos a la calle el 30 de noviembre. No hay margen de duda, el modelo de cuidados es injusto e inviable.
Para que todos y todas tengamos un cuidado digno y se respeten los derechos de las cuidadoras, el modelo de cuidados debe transformarse. Debemos entender que la lucha por un nuevo modelo es una clara impugnación del sistema capitalista, heteropatriarcal y colonial y este será, junto con el reparto de la riqueza y la lucha por una transición ecosocial justa, uno de los ejes de la lucha de los próximos años.
¿Por qué decimos que es injusto?
- No hay vida si esta no se cuida, pero el cuidado se atribuye a las mujeres* y el sistema se construye así sobre la dicotomía producción-reproduccción. El trabajo de cuidado realizado por mujeres* en el hogar, el que queda oculto, no está contemplado en el PIB. El propio capital tiene un gran número de mujeres que trabajan gratis para sobrevivir (164.000). Los trabajos de cuidado no se reconocen, no se les da el valor político, económico y social que tienen.
- La división sexual del trabajo que impone el sistema capitalista colonialista y heteropatriarcal y el rol que asigna a las mujeres* en el cuidado provoca brechas de género y lleva a las mujeres* a la precariedad y la pobreza.
- El capitalismo se enriquece y se sostiene sobre la explotación de los trabajos de cuidado. Los ejes de género, raza, clase social y origen atraviesan la desigual distribución de los cuidados. El sistema se basa en la explotación para obtener un beneficio y entre estas situaciones se encuentran casos extremos, muchos de ellos sufridos por mujeres* migradas.
- La precariedad no es sólo algo que se base en el eje económico. La precariedad cruza las vidas de las mujeres. Cuando hablamos de precariedad y pobreza en el ámbito del cuidado también tenemos que hablar de pobreza del tiempo: no tener tiempo libre también es precariedad. La falta de tiempo también incide en la participación política.
- Hablar de igualdad entre hombres y mujeres* es pura retórica si no hacemos emerger y politizar todo esto que nos ocupa. No hay igualdad si los trabajos de cuidado no se ponen en valor, no se colectivizan y distribuyen, no se dignifican.
¿Por qué decimos que es inviable?
Esta realidad no es casual, el papel de cuidadoras que el capitalismo atribuye a las mujeres* supone no reconocer el valor que le corresponde al cuidado. Por ello, no se ha desarrollado un sistema público de cuidados, se ha puesto alfombra roja a la precarización desde las instituciones, se han privatizado y mercantilizado dichas tareas. Los cuidados se han convertido en negocio y explotación.
Se ha llevado hasta el extremo el modelo y ya no se sostiene. El tema del cuidado está pasando de ser un problema y una preocupación de las mujeres* cuidadoras a ser una preocupación y prioridad de toda la sociedad. Mujeres* empoderándose y plantándose. El feminismo y su incorporación a la acción sindical han contribuido a la pedagogía y a las luchas.
La crisis de cuidados tendrá cada vez mayor dimensión. Las necesidades de cuidado son cada vez mayores pero las mujeres* no están dispuestas a abordar estas tareas como hasta ahora. Por ello, ante la desidia institucional impulsaremos la transformación en las calles.
Con la huelga del 30 de noviembre pretendemos redimensionar las luchas llevadas a cabo hasta ahora y marcar un hito.
Cómo y desde donde transformar los cuidados:
- Hay que dignificar urgentemente las condiciones de las cuidadoras:
- Eliminando el régimen de empleadas de hogar internas, mediante la inclusión de las empleadas de hogar en el régimen general de trabajo (ratificando en su integridad el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo)
- Aplicando retribuciones superiores al salario mínimo tanto a las empleadas de hogar como a todas las demás trabajadoras que trabajen en el área de cuidados.
- Dignificando derechos laborales tales como ratios, jornadas, salud laboral…
- Reparto, redistribución y colectivización de los trabajos de cuidados. Todas las personas tenemos necesidades de cuidado y el cuidado es responsabilidad de todos y todas. Hay que reconocer y repartir las tareas de cuidado, y los hombres deben asumir la responsabilidad que les corresponde para dedicar más tiempo a ellas. Dichas tareas deben colectivizarse y reorganizarse. Todo ello supone una revisión de horarios y permisos en la ordenación del empleo.
- Sistema público de cuidados: Los datos analizados muestran que el hecho de que no se desarrolle ni se refuerce un Sistema Público Comunitario de Cuidados siempre conllevará la contratación de mujeres* y la gestión de las tareas de cuidado de una forma «más privada» -familiar-. El sistema no garantiza (promueve lo contrario) que las labores de cuidados se presten en condiciones adecuadas. Insistimos, por tanto, en la necesidad de un sistema público de cuidados.
VARIOS DATOS SIGNIFICATIVOS:
- La riqueza generada por las trabajadoras del hogar (trabajo reproductivo) y de los servicios sociales respecto al PIB es del 25,75%, superior a la generada por la construcción (4,20%) o la industria (17,19%).
- 186.800 ciudadanas se dedican a las tareas domésticas, de las que 164.328 son mujeres* (87,97%). Tienen una semana de trabajo de siete días, 10 horas diarias de trabajo, 72 horas semanales, 170 días completos de trabajo al año. En consecuencia, trabajan medio año.
- Si las mujeres que trabajan en el hogar* cobraran el salario mínimo (1.570 €en 14 pagas) supondría un gasto de 3.611.929.440 €: 24% del proyecto de presupuestos de la CAV para 2024
- El salario base legal de las empleadas de hogar es de 1.080 €, aunque son pocos los casos en los que ello se encuentra garantizado.
El salario medio del personal de las residencias de mayores es de 1.444,74 €. El de las mujeres* con Convenio Laboral estatal es de 1.061 €.