Hemos realizado un análisis de la brecha salarial: entre dos trabajos de la misma categoría, la brecha salarial puede llegar al 90% y los hombres cobran casi el doble que las mujeres*. La Coordinadora General Garbiñe Aranburu y la Secretaria Feminista Maddi Isasi han presentado el análisis en rueda de prensa.
Hemos presentado su análisis sobre la brecha salarial por género en la antesala del día internacional contra la brecha salarial. El 22 de febrero, el sindicato llevará a cabo movilizaciones contra ésta. A las 11.00 horas en Bilbo, del Gobierno Vasco a la Patronal y a las 11:30 horas en Iruñea, frente al Parlamento.
LAB ha realizado una comparación entre diferentes convenios para analizar la brecha, estudiando trabajos de la misma categoría, masculinizados unos y feminizados otros: construcción, metalurgia y limpieza viaria (sectores masculinizados) y comercio de alimentacion, residencias de mayores y limpiadores de sala (feminizados).
La Secretaria Feminista de LAB, Maddi Isasi, señala que aunque la segregación vertical es más visible al analizar los efectos de las discriminaciones que genera la organización del mercado de trabajo en función del género, la segregación horizontal está socialmente más aceptada. «Las instituciones, los datos aportados por las instituciones públicas no permiten ver una verdadera fotografía de la realidad», añade.
DATOS SIGNIFICATIVOS
Los salarios en los sectores masculinizados pueden llegar a ser un 90% superiores a los de los feminizados. El ejemplo concreto lo pone Isasi: «El peón de almacén de la construcción de Gipuzkoa cobra un 90,30% más que la trabajadora de residencias de mayores de la misma categoría. Por lo tanto, en dos trabajos similares, el hombre tiene casi el doble de sueldo que la mujer*.
El caso mencionado no es un caso aislado. Hay más:
HEGO EUSKAL HERRIA
Operario de limpieza viaria/trabajadora de limpieza de salas y edificios
33,70% más
Operario de metal/trabajadora de residencias de adultos
45,36% más
Media anual
Los hombres superan en 6.200 euros a las mujeres
23% más
POR HERRIALDES
ARABA
Operario de construcción/trabajadora de supermercado
Un 82,73% más.
GIPUZKOA
Operario de Construcción/Trabajadora de residencia de mayores
90,30% más.
BIZKAIA
Operario de Construcción/Trabajadora de residencia de mayores
Un 50,35% más.
NAFARROA
Operario de metal/Trabajadora de residencia de mayores
Un 56,40% más.
Según Isasi, esto no significa que los salarios de los sectores masculinizados sean muy altos. Por el contrario, son los salarios de los sectores feminizados los que son muy bajos.
Por si fuera poco, en el grupo de trabajadores y trabajadoras que no regulan sus condiciones laborales a través de un convenio laboral, 3 de cada 4 son mujeres. Así que las condiciones laborales de muchas mujeres están fuera de esta foto.
Garbiñe Aranburu, coordinadora de LAB, explica la principal conclusión: «Los trabajos que hacen las mujeres* están devaluados, se les da menos valor». Las peores condiciones laborales y la brecha salarial son las principales en los sectores feminizados.
«El trabajo de las mujeres se devalúa a través de la división sexual del trabajo y la asunción de las tareas de cuidado por parte de las mujeres», afirma Aranburu. Aunque sean imprescindibles para sustentar la vida, no se les reconoce el valor de estos trabajos: Los cuidados no remunerados los tienen que realizar mayoritariamente las mujeres y cuando son remunerados, en condiciones salariales y laborales precarias; más aún, «en el caso de trabajadores del hogar en situación de explotación laboral». Cuando la trabajadora es una mujer* migrada y racializada, la brecha es aún mayor y también aumenta cuando las instituciones subcontratan estos trabajos, dando paso al negocio. «Todo ello hace que también haya brechas en la negociación colectiva. A pesar del mayor nivel de conflictividad en los sectores feminizados, el bloqueo es mucho más evidente», ha recordado Aranburu.
En cuanto a la identificación de la discriminación, Isasi y Aranburu coinciden en que la división vertical es más fácil de distinguir que la horizontal, y recuerdan que no hay trabajo para mujeres* más adecuado que para hombres y viceversa. Caer en esa división es aceptar la discriminación de las mujeres*», añaden.
NECESIDAD DE TRANSFORMACIÓN
Esta situación requiere una transformación. La coordinadora general de LAB insiste en tres direcciones: por un lado, hay que acabar con la falsa dicotomía entre trabajo y empleo. Hay que reconocer y redistribuir todos los trabajos; por otro lado, hay que acabar con la división sexual del trabajo y revalorizar todos los empleos, hay que pagar más los trabajos necesarios para el mantenimiento de la vida, hay que dignificar las condiciones laborales en los sectores feminizados; y, por último, toda la sociedad es la beneficiaria de todas estas tareas de cuidado gratuitas realizadas por las mujeres, son necesarias decisiones que reconozcan y corrijan la deuda patriarcal contraída por patronal e instituciones con estas mujeres, como acabar con la brecha de pensiones.
Las portavoces de LAB llaman a las mujeres* a seguir empoderándose: «Estamos empoderándonos, la lucha sindical feminista se está fortaleciendo. Seguiremos luchando en la negociación colectiva, LAB seguirá interpelando políticamente institucional y construyendo alianzas con el movimiento feminista».