Lo que estamos leyendo en la prensa de hoy en la mayoría de los titulares es que se está recuperando el empleo. De hecho, en Hego Euskal Herria a finales de diciembre había 2.610 parados y paradas menos que en noviembre, y además, es la juventud y somos las mujeres las que han conseguido un empleo, sobre todo en el sector servicios.
Pero ese titular tiene lecturas diferentes. Todavía hay 146.871 personas intentando y sin poder encontrar un empleo, de las cuales dos tercios no perciben ningún tipo de prestación. El desempleo de larga duración ha aumentado considerablemente en los últimos meses, la precariedad es la nota dominante en el empleo que se crea, tenemos suficiente experiencia para afirmar que cuando se crea empleo juvenil y femenino suele ser de baja calidad. La brecha salarial sigue siendo una cruda realidad y de los contratos que se han celebrado, el 91% era eventual.
Corremos el riesgo de que empiece a prevalecer un discurso que refuerce la idea de que ya estamos en el final de la crisis, pero nos toca hacer un poco de memoria ante esta realidad. De hecho, de la crisis de 2008 salimos con varias reformas laborales, la superación de la crisis no redundó en beneficio de la clase trabajadora, sino en su perjuicio.
Las reformas laborales de 2010 y 2012 en el Estado español modificaron profundamente las relaciones laborales de Hego Euskal Herria. Aquellas reformas fueron tan profundas que después de una década han empeorado considerablemente las condiciones de trabajo y de vida de la población. Ha aumentado la pobreza, han aumentado las desigualdades sociales, ha crecido la desproporción entre las rentas del capital y las del trabajo, han aumentado las brechas salariales… Podríamos tardar mucho si siguiéramos enumerando los efectos adversos de las reformas laborales. En cualquier caso, quisiéramos subrayar que aquellas reformas fueron un ataque directo a la clase trabajadora, un gran regalo a la patronal y al capital, y que las consecuencias han sido muy perjudiciales para la gran mayoría de Hego Euskal Herria.
Y ha sido en este contexto cuando han aprobado la nueva reforma laboral en Madrid. No es la reforma que necesitan las y los trabajadores de Euskal Herria. Acaban de acordar una reforma que afecta de forma directa a las condiciones de vida y de trabajo de los y las trabajadoras de Hego Euskal Herria, sin ningún tipo de participación de agentes de aquí. Lejos queda la derogación de la reforma laboral, lejos la reforma laboral que exige la situación actual.
En LAB, creemos que hacen falta cambios de fondo y estamos convencidos de que esos cambios no van a venir desde Madrid. Es hora de empezar a transitar una hoja de ruta propia, y en ese camino apostamos por un código de trabajo que mejore la situación de los y las trabajadoras vascas, que responda a nuestros retos actuales, como pueblo y como clase.
Y nos movilizaremos con los objetivos mencionados el 27 de enero. Rechazamos la reforma laboral, exigimos a la patronal que no la aplique y nos movilizaremos en defensa de un empleo digno.