Desde LAB denunciamos el chantaje de Iberdrola y del oligopolio eléctrico en general, la colaboración de la patronal y que el PNV defienda los intereses de dicho oligopolio de manera desvergonzada. La propiedad y el control público y social del sector energético son urgentes y estratégicos.
Iberdrola tuvo en 2020 3.610,7 millones de euros en beneficios. La actitud agresiva y chulesca del oligopolio eléctrico que tiene año tras año beneficios millonarios –como exponente las últimas declaraciones de Ignacio Sánchez Galán– y las amenazas de detener las inversiones en energías renovables demuestran claramente la necesidad de poner límite al poder de esta banda de ladrones, y que no podemos dejar en manos de estas empresas la necesaria transición energética (como se pretende con los fondos NextGenerationEU).
Además, la patronal ha entrado en el juego y quiere sacar provecho de la situación. La decisión de Sidenor de parar la producción es una vergüenza, intentando hacernos creer que la única opción de una empresa que desde 2016 ha repartido entre sus accionistas 103.650.000 euros es parar la producción. Si esta decisión perjudica a alguien es a las trabajadoras y los trabajadores, y parece bastante evidente que el objetivo de Sidenor no es cuestionar las prácticas mafiosas de las eléctricas. Y una vez más, la patronal y el PNV van de la mano. Lo único que tiene que decir sobre la subida de la luz es para posicionarse a favor del oligopolio. ¿Pretenden que volvamos a pagar los y las trabajadoras su avaricia insaciable?
Lo que ocurre con el precio de la luz es exponente del sistema en el que vivimos. Las medidas adoptadas en Madrid pueden ser un paso pero son claramente insuficientes. La propiedad y el control público y social del sector energético son urgentes y estratégicos para que los derechos dejen de ser fuente de negocio. Desde LAB creemos que es necesario dar una respuesta contundente. El que se autodenomina “el gobierno más progresista de la historia” no tiene capacidad ni voluntad de tomar medidas de calado, y en este caso las trabajadoras y trabajadores de Euskal Herria poco podemos esperar de las decisiones que se tomen en Madrid.
Es el momento de luchar por lo que nos corresponde. Padeciendo aún la crisis de 2008, nos quieren hacer pagar las consecuencias de la pandemia; el precio de la luz, la gasolina o de los bienes básicos se dispara y las condiciones de vida de la clase trabajadora se precarizan paulatinamente para que unos pocos sigan llenando sus bolsillos. Es momento de decir basta. Tenemos razones de sobra y la fuerza y capacidad suficiente: ahora, ¡huelga general!