Un arrantzale ha muerto esta semana en aguas del Estado francés y, de nuevo, se ha puesto de manifiesto la necesidad de proteger la vida de las y los trabajadores por encima de los intereses económicos de los armadores. El arrantzale fallecido tenía 40 años, era senegalés de nacimiento y tenía su residencia en Ondarroa. En concreto, hemos realizado una protesta en el puerto de Ondarroa, a convocatoria de la mayoría sindical vasca, ante las oficinas de la empresa Chemaipa, para denunciar esta última muerte laboral.