A pesar de que alumnos y alumnas llenan ya las aulas de la CAV, la tónica dominante en este inicio de curso es la falta de estabilidad del personal dedicado a atender al alumnado con necesidades educativas especiales. Además de la temporalidad, superior al 60%, mal endémico en este colectivo laboral, la pésima gestión de las adjudicaciones de las plazas de sustitución ha incidido aún más en la falta de estabilidad del personal de Educación Especial. Las quejas que nos han llegado al sindicato LAB por parte de trabajadoras y trabajadores de diversas escuelas, así como de quienes están a la espera de que les llamen para a cubrir sustituciones, ponen de manifiesto la mala gestión del Departamento de Educación que dirige Jokin Bildarratz.
Asimismo, mientras que en el resto de colectivos de Educación está prevista la contratación de más personal para hacer frente a las necesidades creadas por la pandemia del covid-19, en Educación Especial, al igual que el pasado año, tampoco habrá refuerzos este curso.
Aunque son trabajadores y trabajadoras del mismo departamento, en cada territorio de la CAV las diferentes delegaciones de Educación aplican normativas distintas, lo que ha generado desinformación, enfado y nerviosismo entre las trabajadoras y los trabajadores.
Por un lado, ha habido errores en el orden de lista de sustituciones y algunas personas no han sido llamadas y, aunque ha habido cambios en la herramienta telemática de consulta, Irakasgunea, la Administración no nos ha informado de ello.
Por otro lado, en las plazas adjudicadas telefónicamente no se ha respetado la posibilidad de renunciar a puestos de trabajo de media jornada ofrecidos a más de 50 kilómetros, sin que ello suponga la exclusión de las listas.
En LAB creemos que las plazas de sutitución asignadas al personal de Educación Especial deben gestionarse con mayor transparencia; para ello, además de actualizar los listados a través de Ordezkagune, la administración debe contratar y formar más personal de gestión para que el curso comience correctamente. Para que la educación que necesitamos llegue a todo el alumnado, sin exclusiones, hay que ofrecer a la escuela pública los recursos humanos que necesita.
Por otro lado, el Departamento de Educación no puede tratar de esta manera a sus trabajadoras y trabajadores, ni jugar con los puestos de trabajo de las personas que están a la espera de ser llamadas para cubrir las sustituciones generadas en Educación Especial.