La situación a la que hemos llegado era algo que llevábamos semanas avisando. Dadas las características del Hospital de Gorliz, las habitaciones son de 4 pacientes que por sus patologías no pueden o no deben llevar mascarilla. Estos pacientes cada uno recibía una visita, con lo que ha habido en muchos momentos, se han juntado 8 personas en un espacio pequeño y mal ventilado.
A principios de octubre, cuando la segunda oleada de COVID se empezaba intuir, LAB avisó tanto al Servicio de Salud Laboral como al Medicina Preventiva del hospital de que esta situación se estaba dando y que los y las profesionales entrabamos a tratar a las y los pacientes sólo con una mascarilla quirúrgica. La respuesta fue que “los pacientes eran sanos” y que con la mascarilla quirúrgica teníamos suficiente protección.
Desgraciadamente, el tiempo nos ha dado la razón. A día de hoy hay 40 trabajadoras y unas y unos 30 pacientes afectados.
Desde LAB entendemos que, si se hubieran puesto las protecciones suficientes para los y las trabajadoras y se hubiera tenido un poco más de control sobre las visitas, esta situación se podría haber evitado.
En estos momentos es hora de aprender de los errores y que no se vuelvan a repetir, pero vemos que desde la dirección de Gorliz no se ha hecho ninguna autocritica y sí, en cambio, se culpabiliza a la plantilla aduciendo que el personal “se ha relajado a la hora del café”. La única medida puesta encima de la mesa por la dirección es añadir a la mascarilla quirúrgica una pantalla facial. ¿Desde cuándo la pantalla facial es una protección respiratoria?
Ante toda esta situación queremos denunciar que, una vez más, las trabajadoras hemos estado desprotegidas ante el virus y sus decisiones nos están haciendo enfermar. No les vamos a permitir que jueguen con nuestra salud, ni con la salud de las personas que atendemos en nuestro centro.