Desde LAB, hacemos un llamamiento internacional a que se ponga el foco a la vulneración de los derechos humanos en Ambazonia. Es nuestro deber, no solo denunciar esta vulneración de derechos, sino apoyar la petición mayoritaria del pueblo de Ambazonia de ejercer la soberanía sobre su territorio y la poder decidir su futuro político en paz y en democracia sin ninguna injerencia externa alguna. El respeto a la voluntad democrática del pueblo de Ambazonia debe de ser el único límite para resolver el conflicto político en el país africano.
Ambazonia, también conocida como Amba Land, es un país que reivindica las partes anglófonas de Camerún como su territorio; el territorio comprendía anteriormente el Camerún meridional. El Camerún meridional era anteriormente el territorio en fideicomiso de las Naciones Unidas del Camerún meridional bajo administración del Reino Unido (1922-1961), que en 1961 votó a favor de la independencia del Reino Unido mediante la federación con la República de habla francesa del Camerún.
En 2017, el Frente Unido del Consorcio Ambazonia del Sur de Camerún (SCACUF) declaró unilateralmente la independencia de Ambazonia, mientras que el gobierno camerunés dijo que la declaración no tiene peso legal. Ambazonia es admitida en la Organización de Naciones y Pueblos No Representados.
Ambazonia fue protectorado del Imperio Alemán hasta el final de la I Guerra Mundial, cuando, tras la firma del Tratado de Versalles (1919), Alemania perdió todas sus posesiones coloniales en África y los imperios francés e inglés volvieron a repartirse el continente. En este caso, la colonia alemana de Camerún con el aval de la Sociedad de Naciones en 1922. El territorio se independizó del imperio británico en 1961 y votó en referéndum unirse a Camerún –solo tenían dos opciones, o juntarse con Nigeria o con Camerún, y nunca tuvo la posibilidad de constituirse en una nueva nación independiente–.
Entre 1961 y 1990, el sentimiento de abandono y marginación del Camerún Meriodional dio paso a diferentes movimientos y dinámicas de protesta. En 1982, los anglófonos se unieron al Movimiento Anglófono del Camerún, en 1995 se creó el Movimiento Nacional del Camerún Meridional (SCNC) que llevó el caso a la ONU, presentando un alegato contra la anexión y pidiendo volver a la situación de 1961, cuando se independizó de los británicos. El 1 de octubre de 2017, varios grupos independentistas anglófonos declararon la independencia, proclamando ante el mundo la creación de un nuevo Estado independiente: la República Federal de Ambazonia.
Una quinta parte de los 22 millones de habitantes de Camerún son anglófonos, aunque la mayor parte de las élites son francófonas. Se sienten marginados, abandonados, excluidos de los empleos públicos y obligados a hablar francés en los trámites institucionales, a pesar de que su lengua, el inglés, es también oficial. Pero el Gobierno central de Yaoundé niega la mayor: históricamente ha desconocido la existencia de un problema anglófono. Profundamente jacobino, se ha negado a toda evolución hacia un sistema federal al considerarlo como la antesala a la secesión del Camerún Meriodional.
Visita de una delegación de Ambazonia
Representantes del Consejo de Gobierno de Ambazonia se reunieron en marzo del pasado año con Garbiñe Aranburu y Koldo Saenz, secretaria general y secretario del ámbito Internacional de LAB, respectivamente.
Durante la visita y la reunión que pudimos celebrar con la delegación del país africano, nos explicaron como el territorio estaba siendo reprimido de forma brutal por parte del Estado de Camerún, con miles de muertos y exiliados y exiliadas. Les queman los hogares y sufren una crisis humanitaria de primer orden, con miles de personas desplazadas.
La visita fue parte de una gira de la delegación de Ambazonia por Euskal Herria donde explicaron la situación que sufren y donde hicieron un llamado a internacionalizar el conflicto y al reconocimiento de Ambazonia como país independiente.
Una nueva matanza de una larga lista
Hace una semana nos llegaba la noticia de una nueva masacre en Ambazonia de mano de la via abierta cuando la delegación de Ambazonia visitó Euskal Herria y se reunió con el sindicato LAB. Tal y como hemos dicho, se trata de un país muy poco conocido, y que una mayoría de personas difícilmente puede situar en el mapa. Estamos hablando de un territorio en la bisagra de África, en el ecuador occidental del continente. Pero la dimensión del conflicto político y el potencial de convertirse en una de la guerras civiles más devastadoras del futuro obliga a detener la mirada a lo que allá está sucediendo.
Soldados de la República de Camerún, concretamente miembros de sus fuerzas de élite entrenadas por EEUU e Israel para enfrentarse, en teoría, a Boko Haram, habrían matado a 35 civiles, incluidos 14 niños y niñas, en el poblado de Ngarbuh. El último y brutal ejemplo de un conflicto que ya ha dejado más de medio millón de desplazados, 40.000 refugiados en Nigeria y casi 3.000 muertos. Matanzas, aldeas incendiadas, todo un país aislado del mundo y sin conexión a Internet son la realidad de un conflicto político lastrado, que hunde sus raíces en la herencia colonial, que gradualmente se desliza hacia una guerra abierta y puede desestabilizar todo el Golfo de Guinea.