El 16 de noviembre dio inicio la oposición a educadora infantil a cargo del Gobierno de Navarra. Ese día tuvo lugar la primera prueba de la oposición, la que mide los conocimientos acerca de los temarios específico del puesto y de legislación. El resultado de la prueba fue abrumador: de las 897 personas presentadas, únicamente 24 aprobaron la prueba.
Este dato deja a la luz, a nuestro entender, el riesgo de que las once plazas que se han sacado a oposición no se lleguen a cubrir por completo. Vemos contraproducente que tras una oposición que supone un gasto enorme de tiempo, efectivos e incluso económico, al llegar a su fin, queden plazas desiertas. En LAB entendemos que el objetivo de una oposición es cubrir las necesidades identificadas en un momento dado, y si no lo cumple por completo, supone un fracaso para la administración.
Asimismo, el número de personas aprobadas respecto a las presentadas, genera la duda acerca del nivel de dificultad que presentaban las preguntas de la prueba (que a su vez constaba de dos pruebas, la de legislación y la específica relativa al puesto de trabajo para el que se opositaba). Ante ello, desde LAB queremos recalcar la necesidad de que la dificultad de las preguntas de una oposición vaya en consonancia con el nivel del puesto de trabajo al que se opta. Además, no debemos olvidar que de esa dificultad dependerá también la lista de contratación que se forme sea más larga o más breve, y por ende, sea capaz de cubrir las necesidades que surjan o no.