Tras más de 12 años denunciando y evidenciando desde LAB la existencia de brecha salarial por razón de género, tanto desde la patronal como desde las Instituciones, han tenido finalmente, no solo que reconocer que es una realidad, sino que, además, se han visto en la obligación de presentar estudios y propuestas para hacerle frente. Ayer mismo conocimos el estudio realizado sobre brecha de género a petición de Emakunde, donde nos da la razón sobre cuestiones que venimos años denunciando.
El estudio realizado sobre brecha de género a petición de Emakunde nos da la razón en estas cuestiones, entre otras cosas: la propia existencia de la brecha salarial; la relación directa entre brecha y feminización de los trabajos; la constatación de que a mayor presencia de mujeres en ciertas ocupaciones se produce una precarización de estos empleos y se ensancha la brecha; la certeza de que la parcialidad laboral en el caso de las mujeres es en su mayoría impuesta y agrava la brecha salarial; la evidencia de que la brecha nos atraviesa a todas las mujeres independientemente de nuestros estudios, edades u ocupaciones y la constatación de hay razones fuera de los datos puramente económicos que son la causa del 55% de la brecha.
Por otra parte, no podemos dejar de manifestar nuestro desacuerdo y preocupación ante el empeño de hablar de personas activas y no activas, de personas que no trabajan. Nos parece sumamente grave que invisibilizen y no tengan en cuenta ni nombren a todas esas personas que trabajan en labores de cuidado o en economías sumergidas. No tener en cuenta estos trabajos además de desvirtuar la realidad de la brecha suponen un agravio hacía las personas más vulnerables del sistema.
En relación a las medidas para avanzar que propone el estudio, si bien estamos de acuerdo en propuestas como la necesidad de atajar la parcialidad impuesta, medidas que impulsen y garanticen la corresponsabilidad real o mayor transparencia en conceptos salariales, no podemos dejar de denunciar el no reconocimiento de encontrarnos ante una discriminación estructural por razón de sexo, donde las mujeres no sólo cobramos menos por el mero hecho de ser mujeres, sino que este sistema capitalista y patriarcal nos quiere condenar a la precariedad, a la parcialidad, a la asunción de los trabajos de cuidados,alaexclusióny alapobreza.
La brecha salarial no es una casualidad, responde a intereses concretos, a estrategias bien definidas y tiene claros responsables. Seamos serias y rigurosas, sabemos qué tenemos que hacer, ¡hagámoslo!
Exigimos pues, una lectura real e integral de la brecha salarial en toda su dimensión y la adopción de medidas estructurales e integrales que la aborden.