En la actualidad, LAB destaca dos problemas relacionados con los horarios. Por un lado, las horas extra, que se ocultan sistemáticamente y podrían crear miles de puestos de trabajo si desaparecieran. Debe afrontarse este asunto con profundida y seriedad, tomando como objetivo un reparto justo y equilibrado de la riqueza. Y también se debe afrontar este tema desde la lucha contra la precariedad, ya que la jornada limitada y reglada debe estar vinculada a salarios dignos. En segundo lugar, los abusos realcionados con la jornada, que resultan mucho más graves en los espacios más precarios. Suele mostrar diferentes pautas en función del sector. Así, encontramos prácticas como prolongar la jornada fuera de horario en sectores como el comercio o los trabajos de cuidados o verse en la obligación de trabajar a jornada completa teniendo una reducida, tal y como ocurre en la hostelería. Para hacer frente a estos dos problemas podría ser interesante contar con medidas para controlar la jornada.
Aunque el decreto plantee establecer mecanismos para controlar la jornada, no concreta cuáles deberían ser esas medidas, algo que deja abiertas las puertas al fraude y la manipulación. Por ejemplo, si hace a mano, los y las trabajadoras más precarias no pueden hacerle frente porque no tienen ninguna posibilidad de exigir que aparezca la jornada que realmente han cumplido.
En opinión de LAB, es necesario implantar mecanismos que no dejen ningún espacio al fraude y por ello, defiende el uso de herramientas electrónicas y digitales para controlar la jornada, que la patronal no pueda utilizar en beneficio propio.
En lo que respecta al decreto para controlar la jornada, la patronal puede utilizarlo para controlar a trabajadoras y trabajadores, algo que resulta motivo de preocupación para LAB, porque puede suponer agravar aún más una realidad atravesada por la precariedad.