En los años 80, las líneas interurbanas de Bizkaia eran gestionadas por los empresarios. En los 90, ante el crecimiento de la población, los problemas que generaba el transporte privado y la necesidad de acercarnos al transporte público en Europa, la Diputacion llegó a acuerdos con los empresarios para mejorar los servicios a través de contratos que reportaban a éstos unos márgenes de ganancia del 12% de la facturación. En aquellos inicios, las empresas fueron engordando facturas y gastos prácticamente sin ningún control. Las empresas pedían y la Diputación pagaba. Cuando empezaron a controlar el gasto vieron que era un auténtico despilfarro y bajaron los beneficios a márgenes del 8%.
Después de prácticamente dos décadas con enormes beneficios para las empresas, la Diputación pasa a gestionar las líneas y decide sacar a concurso 5 concesiones, después de un estudio que divide plantillas y propone recorte de líneas con el claro propósito de amortizar puestos de trabajo.
En 2014, se adjudican las concesiones a unos precios muy a la baja que pudieran ser considerados como temerarios. Curiosamente, todas ellas recaen en las tres empresas que hasta ahora controlaban Bizkaibus, Grupo Alsa, Grupo Acha y Grupo Pesa.
Ante el recorte planteado en dichos pliegos, las plantillas de Bizkaibus activan una de las más numerosas movilizaciones laborales en Bizkaia, con la participación de unas 3.000 personas.
Después de los 3 primeros años y viendo que se acababa la subvención extra de 12.000.000 destinada a atenuar la licitación a la baja, las empresas concesionarias dicen que tienen pérdidas, e incrementan de una manera visible y consentida la utilización de recursos públicos para beneficios privados.
Ante este cúmulo de despropósitos, las empresas, sin ningun tipo de disimulo, están utilizando trabajadores y trabajadoras, recursos e instalaciones de Bizkaibus para gestionar sus empresas privadas. Aún sabiendo que los pliegos y convenios dan carácter exclusivo para Bizkaibus al dinero que aportamos entre todas. Los y las administrativas gestionan nóminas y contratos de empresas de sus grupos. En tráfico, se trabaja paralemente con los servicios. En taller, se gestionan y realizan los mantenimientos de otras empresas del grupo (incluso no pertenecientes a Bizkaibus)… Esto tiene un nombre y un claro responsable.
La negociación colectiva no es solo subida salarial y mejora de condiciones laborales, dado que en todas las empresas que tienen huelga convocada para este 21 de diciembre (EMB, Pesa Lur y GAM Txorierri) existe el problema de amortización de puestos de trabajo, la destrucción de empleo en Bizkaibus. Resulta evidente que no es un problema exclusivo de negociación colectiva.
El escenario que se va a vivir mañana, día de Santo Tomás, es la evidencia de la falta de vigilancia de las administraciones públicas, que son incapaces de asegurar un servicio de calidad al subcontratarlo y dejar en manos privadas el transporte público.
LAB entiende que es urgente y necesario un control sobre las contratas de Bizkaibus, que teniendo ganacias millonarias de dinero público se permiten precarizar, destruir empleo y no negociar tan siquiera los nuevos convenios.
El dinero que sale de las administraciones públicas hacia estas empresas privadas, es dinero público aportado por la ciudadanía. Exigimos control sobre ese dinero, ya que las empresas privadas solo estan aquí para hacer el agosto, importándoles más bien poco la calidad del servicio. Lo único que les importa es la calidad del dinero.
Por ello, LAB llama a su afilición y al resto de trabajadoras y trabajadores de Bizkaibus a secundar la huelga convocada mañana y a mostrar firmeza en la defensa de las condiciones laborales, el empleo y un servicio de calidad.
Para la defensa de todo ello, LAB ha planteado en los comités de empresa dar continuidad al día de Santo Tomás con más días de huelga de 24 horas y entrar en huelga indefinida si no se soluciona esta situación.